domingo, 26 de enero de 2014

La llegada de mi pollito

  Hace ya un tiempo que sucedió, así que posiblemente se me escape algún detalle. Por eso quería plasmarlo por escrito antes de que el recuerdo se fuera diluyendo parcialmente con el tiempo, aunque es difícil que vaya a ser algo que no recuerde toda mi vida.

   Todo el mundo me decía que el último mes de embarazo era el peor, porque estás hinchada, pesada, incómoda, y acalorada, pero yo lo llevaba bastante bien, no tenía prisa por ponerme de parto.

   Pasaba ya la semana 40... “¡Oh Dios mio! ¿Se pasó la fecha probable de parto? ¡entonces el bebé viene tarde!” Pues sí, la gansa premamá pensaba que la fecha que te daban para el parto era cuando tenía que venir el bebé, si lo hacía antes se estaba adelantando y si lo hacía después se estaba retrasando, así que yo a esas alturas estaba ya caducada como los yogures. Ya estaba hasta calculando que me lo iban a tener que provocar porque mi bebé no iba a querer o a saber salir cuando le correspondía.

 "Señora, el pollo no sale, esto va a haber que provocarlo"


   Luego aprendí que la fecha probable de parto no es más que una estimación aproximada, pero no hay que darle mayor importancia, porque al igual que cada bizcocho tiene un tiempo de horneado, cada bebé tiene que nacer cuando esté listo para ello, tanto si es la semana 39 como si pasa la 42, por no decir que el cálculo de las semanas también puede ser inexacto.

   Así que como ya se me había pasado la fecha, empezaron a venir los consejos para hacer que aquello se pusiera en marcha, como si eso fuera necesario, y entre ellos lo que más saludable me parecía era dar paseos, por lo que cada mañanita me iba con el ganso prepapá a darnos un garbeo. Pero aquella mañana no me apetecía....

   Llevaba ya varias semanas con contracciones de Braxton Hicks, y era capaz de reconocerlas bastante bien, así que no me preocupaba si las sentía de vez en cuando. Me levanté y me puse a estudiar para el examen que tendría el mes siguiente, pero no me concentraba bien. Me sentía apática y no me apetecía salir a andar, así que le dije al ganso que nos quedáramos en casa tranquilitos, y sobre las 10 de la mañana empecé a sentir otro tipo de contracciones diferentes a las que yo había estado experimentando hasta entonces. Miré la hora, la apunté y seguí con lo mío, anotando cada vez que sentía algo, aunque a veces eran contracciones muy leves y se notaban poco.

   Un par de horas después revisé mis anotaciones y vi que las contracciones eran bastante regulares, como cada 20 ó 30 minutos al principio y un poco menos cada vez, y esto me extrañó un poco porque yo tenía entendido que al principio te daban contracciones irregulares y se regularizaban ya cuando el parto era inminente.

   Pero seguí a lo mío, aunque con una pereza tremenda, creo que conseguí estudiarme al menos otro tema entero, y a medio día le enseñé al ganso la lista de contracciones y le propuse comer y echarnos la siesta por lo que pudiera pasar a la tarde. Ambos estábamos bastante tranquilos y aunque me eché a descansar no pude dormir por las molestias que notaba.

   Sobre las 6 de la tarde vi que las contracciones eran cada 5 minutos aproximadamente, así que llamamos a mis suegros para que nos acercaran al hospital, seguros de que aquello iba para largo. Llamé a mi madre y se lo conté, y me dijo, mientras yo me doblaba de dolor al teléfono porque la cosa ya empezaba a ponerse seria, que para qué iba ya al hospital, que esperara a tener contracciones cada minuto, que lo más seguro es que hasta el día siguiente por lo menos no pasara nada (menos mal que no le hice caso). Una parte de mí pensaba que seguramente tendría razón, pero otra parte gritaba “¡mamá, por Dios, déjame colgar o se me va a salir el bebé aquí mismo!”.

   Al llegar al hospital yo creía que sería como en las películas, que entran gritando ¡esta mujer está de parto! Y todo el mundo se apresura a traerle una silla de ruedas y llevársela resoplando al paritorio. Pero en mi caso (oh mi querido hospital de la seguridad social) tuve que hacer cola como cualquier resfriado más y retorcerme de pie mientras a la ancianita de delante le tomaban la tensión.

   Una vez me atendieron y esperé pacientemente a que un celador me acompañara a la planta de maternidad, esperé una vez más a que me llegara mi turno mientras pensaba que menos mal que iba con tiempo, y que cuántas mujeres habrían dado a luz sin llegar si quiera a entrar a que las vierael médico.

   Recuerdo que pasé a revisión diciéndome “esto no es nada, se parará y me mandarán para casa”, y una vez me vieron y me pasaron a monitores, me preguntaron si vivía muy lejos, porque efectivamente me iban a mandar para mi casa, y que si tenía posibilidad de llegar en 5 minutos. No sé qué se tuvo que ir a hacer la enfermera, pero me dejó un buen rato sola en monitores, y cuando volvió miró la gráfica perpleja y me dijo, “pues te vas a quedar, que esto ha cogido ritmo”. Vamos que si me llegan a mandar para mi casa no paso del aparcamiento...

   Me dirigí a mi habitación andando como un cowboy, y con ganas ya de empujar, y sólo me dio tiempo a ponerme el camisón y vi que ya sangraba y que las contracciones me daban muy fuertes y muy seguidas. Me preguntaron si quería epidural, y dije que de momento no, que lo aguantaba, pero aquello fue a más y cuando me tenían en dilatación llamé a la matrona, que estaba sentada afuera leyendo el Pronto, y le pedí a gritos que me la pusieran, pero ya era tarde.

   Me metieron una especie de aguja de hacer punto para romperme la bolsa, y me dolió muchísimo, así que una cosa más anotada para el próximo plan de parto, si lo hubiera, y me llevaron al paritorio.

   Di unos cuantos empujones emulando a Bruce Lee, hasta que la matrona me dijo que dejara de hacer fuerza con la garganta, que me la iba a destrozar (y probablemente tenía razón porque a la mañana siguiente tenía una ronquera que parecía que venía de un concierto me Metallica), y antes de que me diera cuenta ya tenía a mi pollito sobre el pecho.

   Recuerdo que me quitaron a mi bebé en seguida, porque decían que tenían mucho que coser, y en efecto, más de una hora de sutura, en parte porque mi gansi quiso venir al mundo con el puño por delante como Superman, y en parte porque al personal sanitario no le debió parecer que aquello iba ya bastante rápido que decidieron rajarme una episiotomía (otro punto a anotar para un próximo plan de parto).

   Ahora que lo pienso veo que fue todo bastante bien, y sobre todo rápido, porque empezó a las 10 de la mañana y terminó a las 11 y media de la noche del mismo día, aunque luego vendría la tortura de la sutura. No veía la hora de que aquello acabara y me dieran por fin a mi bebé, para ponerle en mi pecho y volver a estar juntos.

   Y así llegó mi gansi.



domingo, 19 de enero de 2014

Lo que aprendí sobre los test de embarazo

   En mi vida me habré hecho unos cuantos test de embarazo, en ocasiones esperando ver un resultado, y a veces otro, pero tengo que decir que, independientemente del resultado que se espere, hacerse un test de embarazo es de lo más emocionante. Y es que en lo que pueden ser los segundos más largos que hayas experimentado, esperas con el corazón desbocado a que el palito te diga si te ha cambiado la vida.


   Lo primero que aprendí sobre ellos es que existen multitud de marcas (y yo que creía que sólo había el “predictor”) y formatos, de precios tremendamente variados. Por un lado están los digitales modernos, y por otro los de toda la vida (llamémosles pues, “analógicos”). Dentro de los “analógicos”, los hay de stick o palito (el que te venden en la farmacia, por lo general), de cajita o cassette, y de tiras. 



                Test digital                                            Test de palito

 
          Test de tira                                              Test de cajita

 
   Puedes hacer pis directamente sobre ellos (menos en los de cajita, que funcionan echándoles gotitas de pipí con un cuentagotas), o meterlos unos segundos en un vasito con tu orina, y esperar de 1 a 5 minutos. A continuación deberías ver aparecer una línea (de control) que es la que te indica que el test funciona correctamente, y si el resultado es positivo, aparecerá otra línea (normalmente de menor intensidad), paralela a la primera, o perpendicular (haciendo el efecto de signo negativo o positivo).


   Y en cuanto a los digitales, son los más fáciles de interpretar, ya que te dicen el resultado en forma de palabras en una pantallita, precedido de un reloj de arena que parpadea durante un buen rato y que crea más tensión que la final de Gran Hermano. Hasta te calculan de cuántas semanas de embarazo estás.


   Otra cosa que aprendí es que las pruebas caseras ni son fiables ni merecen la pena. En el antiguo Egipto se orinaba sobre trigo y cebada, si no germinaba tenías el negativo, si germinaba trigo esperabas una niña y si germinaba cebada un niño. Se dice que en Grecia las mujeres se introducían una cebolla en la vagina y si les olía el aliento a cebolla por la mañana es que no estaban en estado. Hoy en día todavía puedes encontrar algún foro que te diga que mees a una rana y si desova es que estás preñada. Pero ahora contamos con otras alternativas para tener acceso de forma inmediata y económica a un resultado inmediato y fiable.


   Puedes adquirir test de embarazo en farmacias o parafarmacias, y gastarte entre 8 y más de 15 euros (sobre todo los digitales), o bien comprarlos por Internet, en tiendas online especializadas o hasta en ebay, y ahorrarte un dinerillo, pero tendrás que esperar hasta que te llegue el envío, que según de dónde venga puede tardar hasta 3 semanas, y a mí por lo menos me cuesta bastante esperar al día de la falta, como para esperar 3 semanas, pero una vez que los tienes en casa te da mucha tranquilidad saber que están ahí guardaditos para echarles mano cuando tengas una incertidumbre, sobre todo si eres tan obsesiva como yo (“¡Ay madre mía! ¿estaré? ¿no estaré? ¡no puedo dormir ni pensar en otra cosa hasta que no lo sepa!”)


   De hecho, por lo que te cuesta un test de los más baratos de la farmacia, puedes tener incluso un puñado de 30 test de tiras, que siempre son los más baratos. ¿Quién se queda con la duda o se anda metiendo cebollas allí donde dijimos, por no gastar un test de 30 céntimos o menos?


   Dentro de los distintos tipos de test, los hay de diferente sensibilidad, y no necesariamente cuanto más caro más sensible, de hecho los baratuchos te pueden dar el positivo hasta un par de días antes de la falta. Los más sensibles serán capaces de dar un resultado positivo días antes que los menos sensibles, ya que pueden detectar menores concentraciones de la hormona asociada al embarazo, que aumenta exponencialmente a medida que éste progresa.


   Por cierto, esta hormona es la hGC (Gonadotropina Coriónica Humana), que sólo y exclusivamente poseen las mujeres embarazadas, ya que se produce en el Corion (envoltura externa que cubre al embrión y que colabora en la formación de la placenta), por lo que no existen los falsos positivos, como yo había creído toda la vida. Positivo = embarazo, siempre. Otra cosa es que el embarazo no prospere en sus fases más tempranas (algo mucho más común de lo que yo pensaba), y parezca que simplemente habíamos tenido un retraso.


   También pueden ocurrir errores en la interpretación si se utilizan test “analógicos”, ya que en algunas marcas puede aparecer una sombra llamada “línea de evaporación” que puede llevar a confusión, pero que se puede distinguir porque es grisácea en lugar de coloreada, y la única solución en estos casos es esperar y repetir el test, a ser posible un par de días después.


   Así que si tenéis una incertidumbre que os obsesiona y no se os va de la cabeza, tanto si queréis tener un bebé como si esperáis no tenerlo, no dudéis en haceros tantos test como sean necesarios, y dejad en paz a las pobres ranas.



domingo, 12 de enero de 2014

¡'Un premio! ¡Un premioooooo!


 Esto no es entusiasmo ni es ná, comparado con la que yo he liado...


   ¡Alegría y alborozo! Y yo que creía que mi humilde blog no lo leería nadie. ¡Me han nominado a un premio! ¡Y por partida doble! Estoy que no quepo en mí de gozo.

   Lo primero dar las gracias y hacer la ola de una persona a la autora del blog la guinda del limón, que fue la primera en obsequiarme con la nominación a los premios Liebster, y por descubrirme todos esos blogs, que me faltan horas para empapármelos como se merecen, pero se sacarán de donde se vaya pudiendo. Y gracias también a mamá de un survivor por sorprenderme con una segunda nominación, que me ha hecho una ilusión tremenda.

   Muy gustosamente me dispongo a cumplir las normas del premio, que son:

1)Agradecer a la persona que te premia
2)Visitar los otros premiados
3)Contestar a las preguntas
4)Seguir la cadena y proponer 11 blogs con menos de 200 seguidores que te gusten
5)Formular 11 nuevas preguntas

   Ahí van mis respuestas a las preguntas de La Guinda del Limón. Espero que estén a la altura que merecen:
  • ¿Por qué ese nombre para el blog? Pues todo surgió a raíz de los cuentos clásicos de la madre gansa (Mother goose), que me encantan y me parecen super tiernos, y porque soy muy payasa y me gusta hacer gansadas y buscarle el lado divertido a todo.
  • ¿Cuánto tiempo inviertes en el blog diariamente? Empecé con muchas ganas, escribiendo a diario, luego cada dos o tres días, pero ahora, por desgracia, no me puedo permitir invertir más de un par de días a la semana.
  • ¿Miras el blog antes de acostarte y al despertarte? Como tengo poquitas visitas y menos comentarios, de momento mi blog se conforma con ser visitado por mí varias veces por semana.
  • ¿Qué opinas de las redes sociales? Me parece muy curioso como al mismo tiempo nos conectan y nos aíslan del mundo y de la gente que queremos. Personalmente me resultan muy útiles, pero procuro que no me roben demasiado tiempo.
  • Si pudieras tomarte un café con la persona que eligieras ¿Quien sería? Pues creo que me tomaría un cafelín con una de mis vloggers (con v) favoritas: Whatsupelle, que desborda simpatía y buena energía por todos los costados, y seguro que me acabaría llevando una inyección de buenas vibraciones.
  • ¿Qué opinas sobre que los bebes se críen con mascotas? Creo que es muy beneficioso para el desarrollo de los niños, además me encantan los bichines (me he criado con más gatos que la crazy cat lady de los Simpsons) y estoy deseando regalarle a mi gansi una mascota, pero no terminamos de ponernos de acuerdo en la especie animal en cuestión.

  • Un deseo… Que las bondades de la crianza natural se extiendan como un reguero de pólvora, se quemen todos los ejemplares de “Duérmete niño” y todos los bebés y niños del mundo sean felices (ahí es ná).
  • Si tuvieras el poder de cambiar lo que quisieras ¿Qué cambiarías? Cambiaría muchísimas cosas porque este mundo está muy mal repartido, pero para empezar un gobierno un poco más competente, mejor formado, más transparente y menos corrupto, no estaría mal.
  • ¿Qué esperas de tu blog? Conseguir entretener y ayudar a otras mamás y premamás, o por lo menos disfrutar leyéndolo el día de mañana, tanto como disfruto ahora escribiéndolo.
  • El momento de tu vida… ¿Sólo uno? Creo que por lo pronto la lista de momentos inolvidables la encabeza aquella mañana en que aparecieron no una sino dos líneas rosadas en el test de embarazo.
  • Nunca mas... Haré algo que sienta que no está bien sólo porque lo dicen los demás.

   A continuación, respondo también a las preguntas que plantea mamá de un survivor:

  1. ¿Por qué ese nombre para el blog? Me remito a la primera tanda de preguntas, para no ser repetitiva.

  2. ¿Cuáles son los temas que más te interesa leer en blogs que sigues? Pues sin duda, soy una enganchada de los blogs de maternidad, y de los que compaginan maternidad con otros temas, y dentro de éstos, los temas que más me llaman la atención son relativos a la crianza natural. 

  3. ¿Cuánto inviertes en el blog diariamente? De nuevo me remito a las preguntas anteriores.

  4. Un deseo…. Vamos a poner el mismo de arriba, para no abusar.

  5. ¿Qué te llevó a crear el blog? Tenía muchísimas´ganas de compartir con el mundo todo lo que la vida me había enseñado acerca de ser madre, todas mis experiencias y las sorpresas que me había ido llevando, y además tener un testimonio escrito de mis vivencias que me apeteciera volver a leer el día de mañana.

  6. ¿El mejor momento de tu vida? (Ver arriba, por favor)

  7. ¿Qué es lo que más te gusta de ser madre? Lo que me hace madurar como persona, lo que disfruto viendo crecer y aprender a mi peque, y lo que yo voy aprendiendo también. Y sobre todo, el amor que se siente inundar cada poro de mi cuerpo.

  8. ¿Y lo que menos? Las dudas, los miedos, la desconfianza en mí misma, y que otras personas me juzguen dando por sentado que no tengo ni idea de lo que estoy haciendo.

  9. ¿Cómo definirías tu vida? Cada día es una nueva aventura con mi peque, y una oportunidad para descubrir cosas nuevas, nuevas aficiones, y formas de mejorar.

  10. ¿Cómo te ves de aquí a 5 años? Cualquier parecido con la realidad será pura coincidencia, pero me veo con otro peque en el mundo y por fin trabajando en lo que me gusta.

  11. Nunca más…. Lo dicho, ver arriba.

   Y ahora llega el momento de nominar (me siento como Mercedes Milá, por favor), a mis 11 Liebster Blogs, a ser posible con menos de 200 seguidores... un momento ¿¿11?? ¡Madre mía! ¿Pero cuánto tiempo tiene la gente? Bueno, he de decir que ha sido una ardua tarea porque mi intención era darle el premio a alguien que no lo tuviera ya, a blogs molones, pero humildes como el mío, aunque un poco de reconocimiento extra no hace daño a nadie, así que ahí van:
  1. La Aventura de mi embarazo. Es un blog que te engancha, porque está muy bien escrito y con las cosas muy claras. De hecho, esta muchacha fue la que me inspiró a lanzarme a mi aventura bloguera.
  2. Diario de un cacahuete. Otro blog fabulosamente escrito, que te hace reflexionar con cada post.
  3. Dolce far niente. El blog de Lady Vaga, la diva que divaga, me encanta a más no poder. Tiene un sentido del humor único. He llegado a llorar de la risa con muchos de sus posts.
  4. Mamá, estudiante y ama de casa. Un blog tan útil que es un “must” para cualquier mamá que quiera aprender a organizar mejor su tiempo.
  5. Mamirami. Un blog muy informativo y lleno de historias emocionantes. Todo lo que necesites saber sobre lactancia, colecho, porteo etc.
  6. Señorita Ruthenmeyer. Habla de vivencias maternales y personales con franqueza y, como a mí me gusta, con buen humor.
  7. De mi maternidad y otros demonios. Me siento tan identificada con muchas de sus historias, y me encanta su forma tan desenfadada de relatarlas.
  8. Mamá por bulerías. Me gusta su simpatía y su frescura, y su receta de sanjacobos (ñammm...)
  9. Mamá feliz = Bebé feliz. De lo más útil, con muchísima información sobre todo lo relacionado con la crianza natural, y siempre dispuesta a resolver cualquier duda que tengas.
  10. Diario de una volátil. El blog de la ilustradora Agustina Guerrero. Me tengo que reír con sus ilustraciones porque muchas veces me veo reflejada.
  11. Noctiluca. Todo mi apoyo a esta mamá emprendedora, que diseña y confecciona portabebés y otros productos de forma artesanal, ecológica y sostenible, que apoya el comercio justo y defiende la crianza con apego.
   
   Ahí van ahora mis preguntas. Podría proponer las mismas que me han hecho a mí, porque son muy buenas, pero es que a mí me gusta complicarme la vida un poco, así que voy a hacerles una ligera remodelación.
  1. ¿Por qué ese nombre para tu blog?
  2. ¿Escribes cada vez que te viene la inspiración o lo apuntas para cuando tengas tiempo?
  3. ¿Cuánto tiempo dedicas a “bichear” otros blogs?
  4. ¿Cuál es tu red social favorita?
  5. Si pudieras tomar un café con la persona que eligieras, ¿quién sería?
  6. Un deseo...
  7. Si pudieras cambiar lo que quisieras en este mundo, ¿qué sería?
  8. Si pudieras tener un superpoder, ¿cuál elegirías?
  9. ¿Qué esperas de tu blog?
  10. ¿Cuál es el momento más memorable de tu vida?
  11. ¿Qué fue lo último que creíste que no te atreverías a hacer y al final te atreviste?
   
   Y ahora animo a mis queridos Liebster a que continúen con esta preciosa cadena, y por supuesto agradecer una vez más a La Guinda del Limón y a mamá de un survivor por su nominación, y por acercarme a este universo de blogs que no conocían y que molan tanto como el suyo. ¡Gracias! Habéis hecho feliz a esta gansa...

  
 

domingo, 5 de enero de 2014

Mi casa es un desastre...

   Siempre me ha gustado el orden y la limpieza, pero no me ha obsesionado, ni siquiera ha sido para mí algo a lo que le diera prioridad. Aunque el hecho de que me gusten las cosas ordenadas no quiere decir que sea una persona ordenada, ya que suelo ser más bien caótica. Mi problema es que me gusta que todo tenga un sitio, y si hay algo para lo que en ese momento no encuentro sitio, lo que hago es dejarlo por ahí encima, a la vista (vamos, en todo el medio) para buscarle sitio “luego” (es decir, cuando la superficie en cuestión se llena de “paluegos”), y entonces me paso un día entero de maratón de limpieza y orden.

   Este problemilla mío no impedía que mi casa estuviera por lo general bastante ordenada, y sobre todo, limpita, pero desde que soy mamá, mi casa es un desastre.

   Mi gansi es extremadamente demandante. De bebé tenía que estar siempre en mis brazos, entre otras cosas por sus problemas de cólicos, incluso cuando dormía sus microsiestas repartidas entre las 24 horas del día, y si alguna vez echaba un sueño más largo y podía levantarme de su lado sin que se diera cuenta, lo que menos me apetecía era ponerme a limpiar. Estaba loca por darme una ducha o descansar un rato, y sobre todo dormir (especialmente en mi época anterior a que descubriera las bendiciones del colecho).

   Cuando fue creciendo empezó a ser algo más independiente, pero también a contribuir al desorden y la suciedad. Tiene la habilidad de entrar en una habitación impoluta y ponerla patas arriba en un minuto (juguetes, marcas de deditos en muebles y cristales, manchas de comida, vaciado indiscriminado de cajones, etc), como si hubiera pasado un huracán.
 


 Algo así...


   Aunque prefiero que vivamos en un entorno limpio y ordenado, soy incapaz de restarle un segundo del tiempo que me demanda. Aparte de que, por supuesto, me es más agradable pasar el rato con mi peque que limpiando, me resulta muy complicado que se entretenga con otra cosa que no sea conmigo.

   Puedo acostumbrarme a convivir con los juguetes por medio, e incluso con el desorden y la suciedad, pero no puedo conseguir que todo el que venga a visitarme a mi casa lo entienda de la misma manera. Así que confieso que en más de una ocasión me he avergonzado del estado de mi hogar, y me he cansado de justificar que nadie me ayuda y que mi peque me ocupa casi todo mi tiempo, en especial cuando enferma, y no, no puedo “aprovechar cuando duerme”.

   Así que desde hace un tiempo, y por supuesto, como propósito de año nuevo, he estado intentando buscar solución a ésto, y compatibilizar el atender las necesidades de mi peque y el tener un hogar que no me avergüence mostrar, o por lo menos, que no venga una inspección de sanidad y me lo precinten.

   Espero que algunos de mis descubrimientos puedan ser de utilidad a otras mamás desbordadas como yo, que no tengan fácil la posibilidad de pedir ayuda o delegar tareas (no dudéis en usar esta carta si la tenéis), y que en más de una ocasión se han encontrado haciendo varias cosas a la vez y a toda prisa, mientras oía un incesante “¡mami, mami!” y su cerebro respondía con un “la madre que usted solicita no se encuentra disponible en estos momentos”.

   Las cosas que me han ayudado y me están ayudando:

Portabebés. Ya hablaré más adelante de ellos en detenimiento, pero arrullar, dormir, y amamantar a tu bebé, y además tener las manos libres, es un puntazo.

Colecho. Si me tengo que levantar cada vez que mi bebé se despierta, no descanso igual. Durmiendo con mi peque, incluso las noches de toses, insomnio y mil vueltas se sobrellevan mejor. Y si estoy descansada tengo más fuerzas y energía, y mejor humor, para ocuparme de los míos, de mi entorno, y sobre todo de mí misma.

Organización del entorno (descubrí que no es lo mismo: recogido, ordenado, y organizado).

Minimizar la procrastinación. Aunque un buen ratito al día de desconexión viene muy bien, intento tener cuidado con las dependencias que nos pueden generar hoy en día las nuevas tecnologías, como mirar el email, el facebook (tengo la suerte de ser una de las pocas personas que aún no ha probado en candy crush saga), el “guasap”, el blog... ups.... Sobre todo, declararle la guerra a la tele, simplemente apagarla, no tenerla ni como ruido de fondo.

Y por último, y en lo que más estoy trabajando, organizar el tiempo. Por internet se pueden encontrar cientos de ideas, agendas de organización, blogs, etc. Recomiendo especialmente este blog. También me está ayudando el libro “Organiza tu hogar en 30 días” de Azucena Caballero. Y en cuanto a organización y trucos de limpieza recomendaría estos vlogs: How to organizeClean my space.