Cuando anuncias tu embarazo, uno de los
comentarios más típicos que te hacen es “aprovecha y duerme
ahora, que luego ya no podrás”, y una como buena primeriza se
horroriza y a lo mejor hasta se lo toma al pie de la letra y hace
por dormir lo máximo posible durante el embarazo, lo cual no suele
ser nada fácil ya que entre las molestias de espalda, piernas,
ciática, el barrigón y las ganas frecuentes de orinar, es
habitual que no se duerma mucho ni seguido, como si ya el cuerpo te
estuviera preparando para lo que está por venir.
Parece ser que cuando venga tu bebé
vas a dormir poco, pero tú aún no sabes muy bien qué quiere decir
esto. “¿Querrá decir que me tendré que despertar algunas veces
durante la noche? ¿Cuántas veces? ¿Todas las noches? ¿Querrá
decir que tendré que madrugar? ¿Y hasta cuándo, días, semanas,
meses?... pero dormiré algo ¿no?”
Bueno, pues es difícil predecirlo con
exactitud, cada caso es distinto, pero para hacerse una idea, lo que más se echa de menos
es dormir “del tirón”.
Todo el mundo quiere y espera que su
bebé duerma durante toda la noche, o al menos entre las 12 de la
noche y las 6 de la mañana, o aunque sea que duerma 6 horitas
seguidas durante la franja nocturna, porque querrá decir que más o
menos esto es lo que dormiremos nosotros, y con 6 horas de descanso
el cuerpo tira bastante bien.
Sabemos que los recién nacidos
necesitan comer con frecuencia, y es en las primeras semanas de vida
del bebé cuando únicamente resulta hasta preocupante para los
padres que duerma muchas horas seguidas, porque son horas que está
sin comer, y hasta consultan con los especialistas si es conveniente
despertarlos. Pero pasado este tiempo, ya sí todo el mundo hace
palmas con las orejas si le toca un bebé dormilón.
Pero lo más probable es que no te
toque, sobre todo si pretendes que tu peque duerma separado de ti,
porque la naturaleza los ha dotado de un radar de supervivencia que
les hace notar cuándo mamá no está, y para los recién nacidos no
hay diferencia entre 2 metros y 2 kilómetros, simplemente mamá no
está, no está mi alimento, mi protección y la garante de mi
supervivencia, así que vamos a llamarla antes de que un depredador
me encuentre aquí solito.
Lo más normal es que los niños se
despierten por la noche entre mucho y muchísimo, para reclamar
alimento, presencia materna, porque han tenido una pesadilla, porque
tienen sed o ganas de orinar, o sencillamente porque sí. En efecto,
algunos despertares no tienen causa alguna, son despertares
fisiológicos y el niño aún no ha regulado su mecanismo de sueño y
le es difícil dormirse sin ayuda aunque todavía tenga sueño.
Una cosa que me llamó la atención al
tener a mi Gansi fue que lloraba mucho cuando tenía sueño, y yo
pensaba: “y si tienes sueño ¿por qué narices no te duermes ya?
¡Si sólo hay que cerrar los ojos!”. Pues nada más que hay que
pensar en esas noches en las que una se mete en la cama reventada,
con la cabeza martilleante y el cuerpo molido, los ojos escuecen
cuando los cierras, y empiezas a dar vueltas en la cama incapaz de
conciliar el sueño ahora que tanto lo necesitas. Se pone una hasta
de mal humor. Pues esto es muy habitual que les pase a los bebes, que
están cansados pero no son capaces de dormirse, y esto les irrita.
“¿Y entonces cuándo dormirá mi
bebé toda la noche? ¿Estos despertares hasta cuándo duran?” Pues
agárrate que vienen curvas, pueden durar años. ¿Estás bien Gansa
Premamá? Creo que te está dando un vahído...
Efectivamente, las primeras semanas sin
dormir son las más duras, y cuando empiezas a buscar información
que te de una esperanza de que eso se va a acabar pronto, descubres
que hay mujeres que hace 3 o 4 años que no saben lo que es dormir
del tirón, y tratas de tranquilizarte pensando que eso son
excepciones, que no tiene por qué tocarte a ti, que no es lo normal,
que tu bebé no será así, más que nada porque no crees que vayas a
poder sobrevivir dos semanas más así, cuanto más unos años.
Incluso dudas de que sea cierto, “¿cómo van a llevar tanto tiempo
durmiendo tan poco? ¡estarían ya muertas o se habrían quedado
medio lelas! ¡deben estar exagerando!”
Lo primero, si tu bebé se sigue
despertando cuando ya esperabas que no lo hiciera, que no cunda el
pánico, no estás sola, ni estás haciendo nada mal, ni tu bebé es
rarito o le tiene que pasar algo malo. Lo cierto es que el cuerpo se
va habituando a dormir poco, por increíble que parezca. Además, una
empieza a encontrar algunos truquillos para sobrellevar esta
situación. A continuación te doy algunos consejos:
Qué no hacer:
- “Uy yo voy a aguantar el tirón, que total se pasará enseguida. Prefiero despertarme las veces que haga falta y levantarme y que así se acostumbre a dormir en su cuna”. ¡Error! Cuanto antes te des cuenta de que no pasa nada por meter al bebé en tu cama, antes empezarás a descansar mejor, que no es lo mismo abrir el ojo y acunar o dar el pecho a tu bebé que tenerte que levantar, cogerle de la cuna (a mí me tenía desriñonada), alimentarle, mecerle, dormirle, cambiarle si procede, esperar a que tenga un sueño tan profundo que no se de cuenta de que lo dejas solo en la cuna, volver a la cama, rezar lo que sepas para que el sueño te invada lo antes posible (lo cual no suele suceder), sentir que te recorre un escalofrío cuando escuchas quejidos justo cuando ya te estabas durmiendo, maldecir en arameo porque se vuelve a despertar, y vuelta a empezar. Y no, después de meses mi bebé no se acostumbró a la cuna, ni aquello se pasó pronto, ya que tras 3 años y medio se sigue despertando.
- “Pues le doy más de comer, le meto los cereales a los 4 meses, le quito el pecho y le doy el bibi”. ¡Error! No se recomienda dar nada más que leche (materna o biberón) antes de los 6 meses de vida, te recuerdo que tu peque no sólo se despierta por hambre, y si crees que con el biberón te dejará descansar mejor te equivocas, aún te echará más en falta, y puede que se sacie más al principio, puesto que la leche de fórmula suele ser más indigesta, aunque las nuevas super leches anticólicos y antireflujos pretenden ser tan digestivas que el niño termina pidiendo de comer con más frecuencia y se elimina el efecto “siestón por hartón”. Te vuelvo a recordar, además, que no sólo se despiertan por hambre.
- “Pues le dejo llorar hasta que aprenda a dormirse solo”. ¡Error! El llanto prolongado eleva los niveles de cortisol causando posibles daños neurológicos. A dormir no se aprende, igual que no se aprende a comer ni a respirar, ni tampoco a andar, es un proceso evolutivo que surge cuando el niño está neurológicamente preparado, y en cada uno tarda un tiempo diferente.
Recalco y subrayo que estos consejos
están basados en mi experiencia única y personal. Si has encontrado
otra solución que a ti te funcione, y sobre todo, con lo que te
sientas bien, adelante con ello.
En mi opinión, lo mejor que se puede
hacer es asumir los despertares como algo normal y natural. El colecho ayuda mucho,
como ya he dicho, pero hay ocasiones en las que no es suficiente.
Incluso durmiendo con tu bebé, puede que tengas que despertarte
varias veces durante la noche. Aunque esté a tu lado, sintiendo tu
olor y tu calor, tu peque podría seguir rompiendo el silencio de la
noche con un llanto desgarrador, porque su desarrollo del sueño esté
siendo especialmente dificultoso, o bien porque tenga algún problema
de salud.
Otro consejo que puedo darte es tratar
de sincronizar tu sueño con el del bebé. No durante el día, ya que
para una persona adulta no siempre resulta sencillo echarse una
siesta a mitad de la mañana, aunque si lo necesitas y puedes
permitírtelo, mejor para ti.
Recuerdo que cuando nació mi Gansi el
Ganso estaba de vacaciones, así que no le apetecía irse a la cama
temprano y quería trasnochar, ver una peli, jugar a un videojuego y
todas esas cosas que no se pueden hacer en víspera de días
laborables. Pero si había un momento del día en que mi peque dormía
2 o 3 horas seguidas era entre las 9 y las 12 de la noche, o a veces,
con suerte, entre 8 y 12, y era esa la hora a la que me apetecía
acostarme, por muchas ganas que tuviera de ver el último estreno o
el peliculón de la semana. “Querido Ganso, puede que tú estés de
vacaciones, pero yo he tenido un bebé y necesito descansar, además,
mi despertador particular me toca mañana entre 7 y 8” (hora a
partir de la cual por más que lo intentara ya mi Gansi no se dormía
más).
Me acuerdo también que yo solía decir
“no me importaría dormir sólo 4 o 5 horas, con tal de que fueran
ininterrumpidas”, y es que mi sueño era así, a microsiestas, y
muy insuficiente, y sólo comenzó a mejorar mi descanso el día que
asumí que aquello iba para largo y que tanto mi peque como yo
descansaríamos mejor durmiendo juntos.
El Kamasutra del colecho, encontrado en https://ypapatambien.wordpress.com (por cierto, web recomendada)