domingo, 24 de agosto de 2014

Dar medicinas a tu peque

   Estoy a favor de la crianza respetuosa, claro, pero hay ocasiones en las que me es muy difícil llevarla a la práctica, por ejemplo, pienso que obligar a alguien a hacer algo que no quiere no es precisamente de lo más respetuoso.

   Pues cada vez que he tenido que administrar alguna medicina a mi Gansi, ha tenido que ser siempre por obligación y a la fuerza. Yo no sé cómo será en otros niños, si abren la boca sumisamente y se tragan todo lo que les eches, pero mi peque desde luego que no, si te ve acercarte con un bote de jarabe, por mucho que le digas que es por su bien, huirá como alma que lleva el diablo.

   Cuando era muy bebé era más fácil, le metías un jeringazo de lo que fuera y listo, pero esta etapa duró un suspiro, enseguida adquirió una fuerza para anclar las mandíbulas que ni un caimán, apretando esos pequeños dientecillos casi hasta el punto de la fusión.

   Me miraba con cara de “¿Qué es eso que traes ahí?” y yo le decía “Es para que te pongas mejor, cariño, ya verás, dice que es de fresa, tiene que estar rico...”. Y debía pensar que eso ya lo había probado antes, y que de rico nada, porque seamos sinceros, los fabricantes de medicinas no deben haber probado una fresa o una naranja en su vida.

   Querer darle una medicina a un niño pequeño puede ser peor que darle una pastilla a un gato, no sé si alguna vez lo habéis intentado... Solo que no se trata de un gato, sino de tu peque, y si tu caso es como el mío, está sufriendo.



   
   Si es cuestión de vida o muerte, le sometemos a la tortura que haga falta, pero lo difícil es determinar dónde está el límite. ¿Merece la pena hacer pasar el mal rato a tu hijo porque tose un poco y tiene 37,8 de fiebre?

   Los padres, en especial los primerizos, enseguida nos alarmamos ante el menor indicio de enfermedad de nuestro bebé, pero lo que aprendí de la fiebre es que no tiene por qué ser mala, ni se debe tratar de combatir siempre y en todos los casos. 





   Y realmente el motivo más común por el que los padres administramos medicinas a nuestros hijos es el resfriado (para el que por cierto no hay cura, sólo paliativos), y lo más utilizado en estos casos son los famosos Apiretal y Dalsy, que yo los compraba en formato grande, y porque no los había de a litro, hasta que empezaron a salir a la luz los peligros desuministrar ibuprofeno y paracetamos a los niños, especialmente de forma combinada, que no sólo puede disminuir su eficacia, sino incluso agravar el proceso gripal.

   Mirar el prospecto de un medicamento, muchas veces es para echarse a temblar, porque si te pones a ver los efectos secundarios parece que te vas a poner peor si te lo tomas que si no lo haces, pero los posibles efectos adversos del ibuprofeno son increíbles, para ser algo que se toma de manera tan habitual y cuyo consumo está tan extendido.

   Pues bien, ahora supongamos que has decidido que entre lo mal que lo pasa tu peque para tomarse la medicina, y el posible peligro que conlleva, pues no se lo vas a dar, pasará ese resfriadillo o gripe con otros paliativos más naturales, y toserá (a veces durante toda la noche, lo que dificultará el descanso de todos), moqueará y tendrá dificultades para respirar, y tendrá todo su cuerpecillo apagado por el malestar. ¿Qué es lo que pasa entonces por la mente de la madre? ¡En efecto! La señora culpabilidad, que crecerá de manera exponencial cuando la primera persona que le vea te diga escandalizada “¿Y no le estás dando nadaaaaaa? ¡Pues yo a los míos sí es daba (inserte medicamento actual o descatalogado hace 20 años) y se ponían bien enseguida!”.

   Y entonces ya dudas. Claro que lo pasará mal un rato cuando le des la medicina, pero luego lo agradecerá porque se pondrá mejor... ¿no? Ya te digo, hermana, que si le das el mejunje te vas a sentir mala madre, y si no se lo das también, así llegamos a ser las madres. Si no le llevas al médico te sentirás culpable por no hacerlo, y si le llevas también. Yo he llegado a sentirme fatal en una sala de espera pensando que estaba allí porque no había sabido cuidar bien a mi peque, quizá se había resfriado porque no le había abrigado lo suficiente, o quizá le había abrigado demasiado, el caso es que era culpa mía, y seguro que todas las demás personas que esperaban allí y me miraban pensaban lo mismo, “mírales ahí, juzgándome en silencio”...

   Así podemos ser las madres, eternas culpables de todo cuanto les pase a nuestros peques, pero este tema ya da para otro post.

   ¿Alguna vez habéis tenido que poner un enema a vuestro peque? Pues si dar medicinas es chungo, esto es el no va más. Mi Gansi tenía un estreñimiento brutal, ya ni comía, lloraba cuando hacía sus necesidades y sangraba porque ya se le había provocado una fisura, y no le hacía efecto nada de lo que le diéramos de comer o beber, así que pensamos que lo mejor era ponerle un enema pediátrico, y creo que pocas veces en mi vida me he sentido peor. Con mi peque chillando, resistiéndose y su padre y yo sujetando y presionando su cuerpecito, aquello parecía una violación, y aunque enseguida le hizo efecto y le alivió todo lo mal que lo estaba pasando, dejó de llorar y hasta le devolvió la alegría que hacía días que había perdido, pues ni aún así conseguí tranquilizar mi conciencia.

   Ahora cada vez que tengo que darle una medicina a mi peque me echo a temblar, me lo pienso mucho y le doy mil vueltas a cómo puedo colársela en la comida o de forma que no se de ni cuenta, como se hace con los perros que les metes la pastilla en un quesito y va para adentro sin que se enteren, sólo que a mi peque no “se la das con queso” tan fácilmente...



2 comentarios:

  1. Me he sentido muchas veces juzgada tal y como cuentas, si se ha puesto malita parecía ser mi culpa porque "seguramente habría pasado frío" y claro, tampoco le estaba dando muchos mejunjes para que se curase... uff con lo mal que lo pasamos las mamás cuando nuestros niños están malitos sólo nos faltan esos comentarios...

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    1. La gente puede tener muy poco tacto, yo con el tema de mi peque y las enfermedades y las medicinas enseguida me siento juzgada, y como me digan algo ya me derrumbo. Si vamos al medico porque vamos, si no porque no vamos, si son muchos mejunjes o si no son pocos o no son los que deberia tomar... en fin, que en este tema no es tan fácil sacar la seguridad y la confianza y no hacer caso a los demas.
      Gracias por comentar guapa! Un beso!

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