domingo, 10 de agosto de 2014

Lo que aprendí sobre los brotes de crecimiento y crisis de lactancia

   Todos pasamos por momentos en los que, por la razón que sea, nos apetece comer más, otros en los que nos apetece comer menos, y otros en los que no tenemos ni pizca de hambre. Pues los niños no iban a ser menos, solo que a veces se nos olvida.

   Incluso si tenemos presente esta idea, el día que el peque esta “desganado” no podemos evitar pensar que algo anda mal, porque muchas enfermedades y dolencias vienen acompañadas de pérdida de apetito, y si descartamos esto y el niño está sanito, corremos el riesgo de caer en la afirmación de que nos está vacilando con la comida.

   Yo personalmente no estoy a favor de obligar a los peques a comer, ni forzarlos de ninguna manera, porque si no comen, por alguna razón será, desde que estén empachados, a que sencillamente no les guste la comida y tomen lo justo para saciar el apetito. Porque seamos sinceros, si nos ponen por delante un plato de comida que no nos gusta (y todo el mundo tiene alguna) o no nos la comemos, o comemos lo justo, pero lo que es seguro es que no nos vamos a atiborrar.

   Pero los padres, en nuestro lógico afán porque nuestros peques tomen una alimentación lo más completa y equilibrada posible, recurrimos a nuestro ingenio para tratar de hacer más atractiva esa comida que tiene tan mala pinta, o camuflar un poco ese sabor que no les es tan agradable. Y cuando el ingenio se acaba o no está presente, caemos en la tentación de obligar, coaccionar y chantajear a nuestra criatura, por supuesto pensando siempre que el fin justificará los medios.


   

   O simplemente puede suceder que no calculemos sus necesidades alimenticias y pensemos que debería comer una cantidad superior a la que necesitan, y esto ocurre mucho cuando se trata de niños muy menuditos y a veces nerviosos, y es natural que sus padres se preocupen y se encierren en la idea de que si no están todo el rato recordándole a su peque que tiene que comer, éste les va a caer en la inanición, pero esto no sucede así, sólo hay que tener un poco de confianza en nuestros hijos, aunque en muchas ocasiones puede suponer un complicadísimo acto de fe.

   Pero a lo que voy es a lo contrario, a esos momentos en los que los niños, incluso los que normalmente parece que se alimenten del aire, de repente devoran todo lo que se les pone por delante.

   Y es que, aparte de los condicionantes de apetito que tienen en común con los adultos, los niños tienen además el de su propio crecimiento, que no se produce siempre al mismo ritmo, sino que va más lento en algunas épocas y más rápido en otras, lo que se conoce como “estirones”.


 Imagen de: http://cronicassepelaci.blogspot.com.es/2010_06_01_archive.html

   Pues estos picos de crecimiento que aumentan sus necesidades alimenticias les vienen sucediendo desde el mismo nacimiento, aunque supongo que incluso antes, lo que sucede es que no nos damos cuenta de ello, y se afrontan de manera diferente según el tipo de alimentación que demos a nuestro bebé.

   Algunas madres (y padres) que alimentan a sus bebés con biberón de leche artificial siguen a rajatabla el horario y las cantidades según peso y/o edad que les haya recomendado su pediatra/madre/amiga/vecina/el propio bote de leche en polvo/etc, así que su peque tendrá épocas en las que andará todo el día hasta la bola de leche, porque su madre insistirá con el bibe hasta que se lo termine todo (“¡qué malo es para comer este niño!”) y otras en las que le sabrá a poco y tendrá que pasar hambre (y probablemente llorar) hasta la siguiente toma (“¡es que todavía no le toca!”).

   Otros niños alimentados con biberón lo reciben más a demanda, de manera que siempre les tiene que sobrar algo de leche, que si es mucha, el siguiente bibe se hace con menos cantidad, y si se lo tomaron entero el siguiente bibe llevará más leche, y así se va adaptando la ingesta a las necesidades alimenticias.

   Para los niños que toman pecho el mecanismo es el mismo, pero algo más complicado, porque será el cuerpo el que tendrá que aumentar la producción, y para ello habrá que aumentar también el estímulo. Por eso habrá épocas en las que nuestro bebé haga tomas más espaciadas, y casi con un horario de cada 2 o 3 horas, y muchas otras épocas en las que parece que sólo hiciera 5 minutos desde su última toma (y puede que sí que los haga).

   Son estas épocas las que, si nadie nos lo previene, nos pueden llevar a pensar a las madres que nos hemos quedado sin leche porque nuestro bebé se queda con hambre, y caemos en soluciones contraproducentes como tratar de espaciar las tomas o sustituirlas por un suplemento de leche artificial, alias la “ayudita que no ayuda”, cuando lo que necesitamos es justo lo contrario, poner a nuestro peque al pecho lo más constantemente posible para que la producción se adapte cuanto antes.

   A estos picos de crecimiento que tienen los bebés alimentados con leche materna se les llama también "crisis de lactancia". Os dejo unos enlaces en los que se explica muy bien lo que sucede en estos casos en los que, incluso los bebés que antes mamaban con la puntualidad de un reloj, de repente tienen épocas que no paran de pedir teta, están como inquietos, apenas duermen y sólo se calman al pecho.


   Algunos de estos brotes de crecimiento se manifiestan de manera distinta, dándose el caso de que el bebé no pide pecho tan a menudo o pareciera que hasta lo rechazara, o hace tomas muy cortas, e incluso disminuyen sus deposiciones.

   Y si además llegamos a los 3 o 4 meses de lactancia, en los que es frecuente que la madre se note el pecho blando, o que ya no se le llena como antes, parece que sólo hubiera que sumar 2+2 para ver que ya no hay leche, pero nada más lejos de la realidad.


   Imagen de:http://id-id.fb.me/pages/Mam%C3%A1-Peloti/595082820553263?ref=stream

   En esos mismos enlaces tenéis consejos para superar o sobrellevar estas crisis, que pueden llegar a ser exasperantes, sobre todo si no sabemos muy bien qué es lo que está pasando. Lo principal que hay que hacer es mantener la calma, confiar en que todo pasará (porque se pasan), y sobre todo, atender a las demandas alimenticias de nuestro bebé, por muy frecuentes que sean, cuando así lo sean, y no insistir demasiado para no llevar a rechazo en los momentos en los que sean más espaciadas, siempre vigilando que no exista ningún otro problema de salud subyacente, y que las deposiciones, aunque en algún momento disminuyan, sean siempre suficientemente abundantes.

   Y posts como éste son los que me hubiera a mí gustado leer en esos inicios de mi maternidad, porque estas cosas, por desgracia, hoy en día no son las que se suelen comentar entre las madres, y a muchas nos pillan por sorpresa y nos desconciertan bastante, así que espero de todo corazón que a alguien le sea de utilidad.

8 comentarios:

  1. deberías haber empezado de una vez con el tema, todo el inicio del artículo puede desanimar al lector. Por poco y no leo lo importante. Gracias pensé que se me estaba acabando la leche

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si a veces me enrollo un poco es verdad jajaja. Lo tendré en cuenta.
      Muchas gracias por el aporte.
      No sabes cuanto me alegro que te haya servido!

      Eliminar
  2. deberías haber empezado de una vez con el tema, todo el inicio del artículo puede desanimar al lector. Por poco y no leo lo importante. Gracias pensé que se me estaba acabando la leche

    ResponderEliminar
  3. Gracias. Mi pequeña de mes y medio está con brote de crecimiento y me has tranquilizado mucho. Saludos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegro muchísimo de haberte ayudado!
      Enhorabuena por tu peque!
      Y gracias por comentar
      Un saludo

      Eliminar
  4. Gracias. Mi pequeña de mes y medio está con brote de crecimiento y me has tranquilizado mucho. Saludos!

    ResponderEliminar
  5. Belen
    Mi peque tuvo una crisi al dia 18-19 de nacer y hoy dia 24 esta con otra. Es posible q sean tan seguidas??? . Mil gracias de antemano

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Creo que los periodos de crisis de lactancia que se establecen son más bien orientativos. Cada bebé es diferente. Podría ser otra crisis, podría tener alguna molestia o gases... ante la duda mucha teta!
      Gracias por comentar!
      Felicidades por tu bebé!

      Eliminar