Semana 7
Aún no tengo los resultados
de la analítica. La espera me está volviendo loca. ¿Y si voy a
urgencias y digo que me duele un montón y así me miran? No, no
sirvo para mentir, además, tengo muy mal recuerdo de la vez que
estuve en urgencias por lo de mi primer huevito, me trataron fatal.
Mejor voy a un privado. ¡Vaya pasta! Me parece que estas navidades
el jamón tendrá que ser imaginario, total, con un poco de suerte
igual no lo cato en un tiempo. Ecografía vaginal y... ¡Ahí está!
¡En su sitio! ¡Sólo un embrión! (vaya alivio jejeje). Se ve el
saquito y el pegotito del embrioncillo. Es muy pequeñito, aún sin
forma definida, una habichuelita... ¡latiendo! ¡Qué emoción! Va a
ser verdad y todo... Haber podido escuchar el latido ha sido un gran
alivio, aunque sé que aún es pronto y pueden pasar muchas cosas.
Intento no pensar en todo lo negativo que puede pasar, pero no puedo
evitar que las ideas vengan solas a mi mente. Aunque ahora el miedo
es diferente. Antes temía más por mí, porque me tuvieran que
operar en caso de ectópico, y ahora temo por esa habichuelita. Me
estoy empezando a ilusionar y no quisiera que este sueño se
terminara. Me llaman de la Seguridad Social: ¡enhorabuena! ¡Es
evolutivo!... A buenas horas... Vamos a tener que empezar a dar ya la
noticia. Decidimos que se lo vamos a decir primero a Gansi. Aunque lo
recomendable es dar la noticia del hermanito más adelante por varias
razones, entre ellas, que para los niños varios días ya son un
periodo de tiempo muy grande, cuanto más 9 meses. Además, si algo
fuera mal, no sabríamos cómo explicárselo ni cómo se lo iba a
tomar. Igualmente, decidimos que se lo vamos a decir, porque cuando
empecemos a dar la noticia todo el mundo le va a empezar a decir que
va a tener un hermanito, y que lo va a tener que cuidar. Lo que le
decimos es que mamá tiene un bebé en la barriguita. La verdad es
que se lo toma fenomenal. Es el momento de decirlo a los más
allegados. ¡Nadie se lo esperaba! Ni nosotros, la verdad... Parece
que estoy manchando, bueno, no dura mucho y es poca cantidad...
¿cuándo debería preocuparme e ir a urgencias? La verdad es que se
me pasa de todo por la cabeza...
Semana 8
El retorno de Culozzilla.
Barriguita poca, pero el culámen se me está descontrolando. Y de
todos los síntomas que podría tener me tenía que tocar el
estreñimiento, pero una cosa bárbara. No tengo molestias, ni
especial cansancio (aunque por la noche me entra sueño, pero también
es que tengo mucho ajetreo con la casa y el trabajo), ni mareos, ni
antojos, ni me molestan los olores. Lo único que podría decir que
noto es ese estreñimiento ocasional con retortijones tan bestias que
me dan hasta contracturas musculares. Hay momentos que lo paso tan
mal que casi preferiría las nauseas. Debería comer más fibra. Aquí
otra de las perlas de mi Gansi, su ocurrencia de ir por ahí
diciendo: “A mi mamá no le sale la caca porque tiene un bebé en
la barriguita”... Otra de las cosas que podría decir que noto son
molestias en los pechos cuando mama Gansi, a veces muy leves y a
veces bastante fuertes. Oye, pues parece que estoy ensanchando,
empiezan a no abrocharme algunos de mi vaqueros (ya era hora...).
Semana 9
De verdad que en mi anterior
embarazo me recuerdo más tripona, pero al fin y al cabo hace ya 4
años de eso, igual es que no me acuerdo bien, o quizá es que me
pilló pesando 5 kg más que ahora. Ya sólo me queda bien el más
ancho de mis vaqueros. Me estoy empezando a aburrir de llevar los
pantalones desabrochados, pero creo que aún es pronto para la ropa
premamá. Por cierto, ¿cuándo es el momento para empezar a llevar
ropa premamá? Esto da para otra entrada... Decido sacar mi caja de
ropa premamá. A todas partes no puedo ir en chándal. ¡Madre mía!
¡Qué poca variedad! No puedo creer que me apañara sólo con esto,
voy a tener que ir de compras. Me concedo probarme mis vaqueros
premamá. Evidentemente aún hay mucho que rellenar, pero la
comodidad es innegable. Ains... ¿irá todo bien por ahí adentro?
Aún faltan 4 semanas para la próxima revisión...
Semana 10
Ya se que dicen que cada
embarazo es diferente, y que es absurdo comparar, pero es
absolutamente inevitable. Sólo al mirarme al espejo ya me veo
diferente. Recuerdo que en el embarazo de mi Gansi tenía una
tripilla redondita y hacia afuera, y esta vez parece que va más a lo
ancho, como si toda yo estuviera engordando, no sólo la barriga.
¡Claro que estoy engordando! Estoy comiendo como una bestia, y
encima se acercan las navidades y me han regalado un cargamento de
roscos de azúcar y pestiños enmelados. Las barras de turrón no me
duran ni un par de días (sin ayuda), y los polvorones también están
cayendo que da gusto. Así me veo, deforme perdida. También recuerdo
orinar más, levantarme por las noches con unas ganas tremendas de ir
al baño, tanto que me despertaba de las ganas que tenía, y mucha
sed. Otra cosa que echo en falta (aunque en realidad no lo echo de menos
para nada) son los ardores nocturnos y la acidez que me daban ciertas
comidas. Ahora lo cierto es que tengo unas digestiones buenísimas.
Me preocupa incluso no sentir nada. ¡Qué ganas de sentir
movimiento! Con mi Gansi lo empecé a sentir en la semana 14. Esta
mañana me ha dado la sensación de que al mamar Gansi no me molestaba
tanto, quizá mi cuerpo ya se está acostumbrando. ¡Pero qué
desinflada me veo la barriga por las mañanas! Voy al baño...
sangre. Bueno, no es mucha, pero tengo un mal presentimiento. Creo
que es mejor que nos vayamos a urgencias. El Ganso piensa que lo que
quiero es que me hagan ya otra eco porque no puedo esperar, pero no
es cierto. Al fin me atienden en urgencias, me hacen la eco, pierdo
el conocimiento. Aún no me han dicho nada, pero yo ya lo sé...
Continuará...
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