martes, 15 de septiembre de 2015

Arreglarse y verse mona cuando tienes un bebé

  Cuando tuve a mi bebé me volqué tanto en su cuidado que me olvidé completamente de mí misma. No prestaba atención a lo que comía, a lo que llevaba puesto, a si me había peinado o duchado siquiera. Me miraba al espejo y no me reconocía, sólo veía unas ojeras moradas sobre un fondo amarillento, todo enmarcado por una maraña de pelo que se caía a manojos.




   Si me cruzaba con alguna madre con su bebé perfectamente dormido en su carrito, y ella despampanante con ropa monísima, maquillaje y pelo planchado, no me lo podía creer, pensaba “¿cómo lo hace? Debe ser que lo deja llorar mientras se arregla, no hay otra, y además un buen rato porque ese look no se consigue en 5 minutos...”

   Y ciertamente en ese momento no veía otra explicación posible dada mi situación, no entendía que pudiera haber otra alternativa. Para poder sacar tiempo para arreglarme, o tan siquiera ponerme algo que no fuera un chándal viejo y combinara, me veía teniendo que dejar llorar a mi peque un rato largo, cosa a la que no estaba dispuesta, porque mi bebé necesitaba contacto constante y hacía tomas de pecho que se me hacían eternas y muy continuas.

   Pero cuenta la leyenda que existen bebés que de verdad no dan ruido, que los puedes dejar en el carrito o en la cuna durante horas y duermen, duermen, duermen, y por la noche duermen aún más. Algunos sacian sus necesidades afectivas en brazos que no son los de su madre. Y luego está, claro, quien dice: “está comido y cambiado, pues si llora no le pasa nada, déjalo”, y hay bebés que lloran un poco y paran cuando ven que no se les atiende, y otros que se desgañitan hasta ponerse morados.

   Y aunque reconozco que me daba cierta envidia ver mujeres super arregladas paseando un carrito como si en vez de haber tenido un bebé les hubiera tocado una muñeca chochona en la tómbola, y prefería evitar mi reflejo en el espejo, pensaba que nada de eso tenía la menor importancia, lo principal era que mi bebé estuviera bien y tuviese todas sus necesidades cubiertas, aunque en mi caso, había veces que era desesperante intentar averiguar qué era lo que le podía faltar a mi peque, cuál era el motivo de tanto llanto, si le había dado todo lo que estaba en mi poder darle para su satisfacción.

  Pero sí que tiene importancia, cuidarnos, vernos bien, vernos buena cara, más de lo que imaginamos, y tenía que haber sacado un momento para mí misma como fuera, ojalá en aquella época hubiera sabido cómo, me hubiera ayudado mucho a superar la depresión postparto que nunca llegué a reconocer que tenía. Me llegué a sentir como poco más que un saco de carne relleno de leche.

   Así que sí, creo que es importante cuidarse, descansar, comer bien (y sano) y arreglarse un poco cuando tienes un bebé, al fin y al cabo, una mamá contenta y descansada estará en condiciones más óptimas de atender a su peque. ¿Pero cómo es posible sin desatender a nuestra criatura o confiar su cuidado a otra persona?

   Bueno, si tienes a alguien que te sostenga a tu peque un momento de vez en cuando, mejor que mejor. Ya anteriormente publiqué unos truquitos para apañárselas un poco mejor cuando te toca un bebé de alta demanda, que necesita contacto constante, que parece nunca estar satisfecho con nada, que no atiende a horarios ni al “cuándo le toca comer”, que siempre está protestando y que rompe a llorar con todas sus fuerzas de repente, sin explicación aparente, cuando parecía que estaba tan bien.

   Para completarlo, añadiré:

  • No dejes nada para luego si tienes la oportunidad de hacerlo en ese instante, y ponte siempre en primer lugar. Si tienes una ocasión para hacer algo, aunque sean 5 minutos, aprovéchalos de inmediato y dedícatelos primero a ti. Por ejemplo, a planificar tu vestuario del día siguiente o de los próximos días.

  • Ponte a ello aunque parezca que necesitarás más tiempo, hay muchísimas pequeñas cosas que se pueden hacer en 5 minutos. Pero sé realista, si necesitas depilarte las piernas, por ejemplo, elige el método más rápido, no te vayas a poner a calentar la máquina de la cera.

  • No seas tan perfeccionista. En lo que a la casa se refiere, recoger sin pararse en exceso cunde más que tratar de que todo quede perfecto y al final dejarte la mitad de cosas por hacer. En caso de cuidado personal, un maquillaje sencillo o la cara lavada con hidratante es mejor que nada (y mejor que tener que salir con un ojo maquillado, con el eyeliner perfectamente aplicado, y el otro ojo limpio).



  • Apunta todas las microtareas que vayas dejando pendientes en el momento que ves que necesitan ser llevadas a cabo, para no olvidarlas en cuanto que te surjan esos 5 minutos (los “paluegos”, vamos).

  • No esperes para hacer todo a que tu peque duerma. Aventúrate a hacer lo que puedas con tu bebé en brazos, incluso mientras le alimentas. Deja para cuando duerma aquellas tareas que no puedes hacer llevando a tu bebé, como darte una ducha, aunque hay quien se las apaña hasta para ducharse metiendo al peque en un portabebés apto para el agua (aporte de Mavaca). Al principio parece difícil pero luego verás que da la sensación de que en ocasiones te saliera otro brazo, incluso puede que desarrolles habilidades espectaculares con los pies ¿quién sabe?


  • Si tienes que salir de casa, trata de calcular el tiempo que tardará tu peque en hacer una toma de pecho (es difícil, lo se) y dale justo antes de salir. Yo lo evitaba pensando que al montarse en el coche podría vomitar o algo, pero peor es que le entre hambre cuando estáis en medio de la travesía o justo cuando ya vas tarde para salir. No temas darle a tu bebé demasiado el pecho, nunca es demasiado. Si vomita no quiere decir que sea porque haya comido demasiado, los bebés vomitan, algunos tienen reflujo, pero la succión del pecho es necesaria, y si no quiere comer no te va a coger el pecho o no lo va a chupar, así que si al ofrecérselo lo hace es porque en ese momento sí le apetece.

  • No temas coger demasiado a tu bebé en brazos. Los bebés no se acostumbran a los brazos, ya nacen acostumbrados, lo que puede pasar es que se desacostumbren si no se los ofreces, pero a algunos les da más igual que a otros. Te aseguro que probé de todo para que mi bebé no se acostumbrara a estar en brazos y nada funcionó porque necesitaba contacto, y mucho, además el sitio de un bebé es en los brazos de su madre, y si no lo coges, pues eso que te pierdes. Me pasé meses oyendo lo típico de “luego no te va a dejar que hagas nada”, y pensando “¡pero si ahora ya no puedo hacer nada!”. Usa un portabebés para tu comodidad.

  • Cuanto antes pierdas los prejuicios de darle el pecho a tu bebé donde sea y como sea, antes disfrutarás el salir a la calle. Si tienes que salir corriendo a esconderte cada rato, para eso mejor no salgas.
   Y de momento eso es todo lo que se me ocurre. ¡Se aceptan aportaciones!

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