martes, 13 de septiembre de 2016

Inexactitudes sobre el cólico del lactante

   Se suele llamar “cólico del lactante” al llanto prolongado, inconsolable y aparentemente inexplicable que sufren los bebés en sus primeros meses de vida. Lo cierto es que no se sabe lo que les ocurre, pero se llaman “cólicos” porque pareciera que el bebé sufre dolor, posiblemente localizado en la zona abdominal.

   Muchos veces se confunde con gases o con crisis de lactancia, o símplemente con bebés que demandan mucho contacto y atención, pero un verdadero cólico del lactante es aquel que no se consuela de ninguna de las maneras. Si tomaste a tu bebé en brazos y dejó de llorar, no era cólico, si le meciste, le diste un masaje o una medicina para los gases y mejoró, o si encontraste una causa por la cuál se pudiera sentir mal o incómodo, no era cólico, porque el cólico no parece tener explicación y no se calma.





   Desde que soy madre he seguido a muchos pediatras y expertos en bebés y crianza, a los que admiro y estoy de acuerdo con muchas de sus afirmaciones, ya que coinciden con las convicciones de mi instinto maternal, pero hay algunos que llega la hora de hablar de los cólicos y se quedan solos...
   
   Y es que con respecto al cólico del lactante hay mucha confusión, aparte de lo que ya he adelantado, e incluso controversia. Éstas son algunas de las inexactitudes (o al menos por mi experiencia puedo decir que no son afirmaciones del todo ciertas) con las que me he topado:

  1. El cólico del lactante no existe. Quien diga esto evidentemente no lo ha vivido, no ha visto a su hijo retorcerse en sus brazos y chillar de dolor durante horas sin poder hacer nada para calmarle, dudo incluso que lo haya visto de lejos.
  2. Son gases. Ésta es una confusión muy habitual, como decía antes, pero no, los gases son una cosa (que pueden ser muy molestos y chocantes, eso es cierto) y el cólico es otra. Muy a menudo se habla de que “el bebé tiene coliquitos” refiriéndose a que está molesto con los gases, como la inmensa mayoría de los bebés, o se recomiendan masajes, medicamentos y ejercicios anticólicos que sólo sirven para aliviar los gases del bebé.
  3. Los segundos hijos no tienen cólico. Estoy sí que doy fe de que es mentira. No digo que sea más o menos frecuente, lo desconozco, pero mira por donde que a mí me ha tocado vivirlo por dos veces, aunque cada una de una forma distinta y con una intensidad distinta.
  4. Los bebés porteados no tienen cólicos. Mi segundo bebé fue porteado desde que nació, y a brazo limpio la mayoría de veces porque donde vivimos hace tanto calor en estos momentos que cualquier tela que le ponga alrededor a mi Gansiki le hace sudar como un pollito. Aunque sí que es cierto que muchas veces por comodidad y conveniencia usamos carrito, la mayor parte del tiempo, en el diario, pasa más rato en mis brazos que fuera de ellos (la de cosas que aprende a hacer una con una sola mano en tan poco tiempo oigan). Sí que es cierto que la posición vertical es muy favorecedora, sobre todo para aliviar los gases, y que para que el bebé se esté desgañitando solito en su cuna, prefiero que se desgañite en mis brazos mientras lo beso y lo mezo.
  5. En la naturaleza no existen cólicos. En una entrevista a una figura de renombre en lactancia vi que se comparaba a los bebés humanos con gatitos, que no tienen cólicos porque su mamá los lame y eso les hace masajes... casi muero de risa. Para empezar porque comparar a la especie humana con otro animal, que ni siquiera es un primate, es pasarse 3 pueblos y medio, ya que en la naturaleza los bebés nacen muchísimo más maduros que los humanos, y de hecho una de las causas a las que se atribuyen los cólicos es la inmadurez de los órganos. Además, doy fe de que por mucho que se masajee y portee y menee a un bebé todo el día, no se le quitan los cólicos, y si se le quitan es que no eran cólicos.


     "¡Espérame Misifú! ¡Que yo todavía no controlo!"

  6. El cólico es fruto del desapego. Yo no sé si será cosa exclusiva de la sociedad occidental o de los países desarrollados o de la actualidad (en caso de que sea cierto que los bebés cavernícolas no tenían cólicos, y que las tribus indígenas tampoco saben lo que es eso). Qué no daría yo por saber cuáles son los factores que lo generan para no tener que hacer pasar a mi bebé por ese trago. Lo que sí que puedo asegurar es que difícilmente puede haber más apego con mi bebé en mi casa y tiene el cólico.
  7. El cólico del lactante aparece desde el nacimiento. En el caso de mi Gansi sí fue así, pero a mi Gansiki le empezó a aparecer paulatinamente a partir del mes de vida.
  8. Ocurre por la falta de experiencia de los padres, que transmiten el estrés y la frustración a su bebé. Pues no, miren, con mi segundo peque, como ya sabía lo que era, que no es grave y que se pasa, cada vez que le ha dado lo he llevado de una forma muy tranquila y paciente, tratando de transmitirle mi calma y mi amor. Ya no vamos a urgencias cada dos por tres como con Gansi, temiendo que estuviera enferma y por eso llorara.
  9. Se da siempre a la misma hora. La “hora bruja” que lo llaman. Sí es verdad que yo no se que tiene la caída de la tarde que parece desencadenar el cólico. Entre las 8 y las 12 de la noche es la peor hora. Pero no es que sea a una hora fija, más bien es más probable que ocurra dentro de una franja horaria. Pero hay bebés, como mi Gansi, a los que les da a cualquier hora, y otros, como mi Gansiki, a los que ni siquiera (gracias a Dios) les da todos los días.
  10. Se pasa a los 3 meses de vida. A mi Gansi le dio a diario hasta los 4 meses y esporádicamente hasta más de los 6.
   Ya es bastante frustrante que te toque un bebé así, como para encima tener que estar escuchando de las eminencias a las que admiras que te lo estás inventando todo, y que eso es que no coges suficiente a tu bebé en brazos, que eres bajo tolerante.

   No señores, dos veces no me voy a equivocar, y sé cuándo son gases, mi segundo bebé tuvo gasecitos desde que nació, sé reconocerlos y aliviarlos, pero ha sido porteado, colechado, masajeado y apegado desde el nacimiento, y cada día me preparo (esperando que ese día no suceda) para esas dos horitas de chillidos inconsolables hasta que todos caemos agotados, mi peque de llorar y nosotros de masajear, acunar, dar pecho sin parar hasta que duelen los pezones, pasear y menear.
   
   Imagina a un bebé tomando el pecho plácidamente o durmiendo en los brazos de su madre, al que de repente se le nubla la mirada, se pone tieso como un palo y empieza a llorar como si tuviera fuego por dentro y a retorcerse durante mínimo una hora, sin saber qué le pasa ni poder consolarlo. Para nosotros ya es algo natural, algo cotidiano, ni nos afecta porque sabemos que desaparecerá, lo aceptamos y convivimos con ello.

2 comentarios:

  1. Tienes razón, los cólicos les hacen sufrir mucho y necesitan a las mamás. Tú ni caso a lo de los brazos, que es lo mejor.

    Por cierto, tengo un sorteo activo por si te interesa.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por tu comentario y por el aviso del sorteo!
      Admiro a las bloggers que hacen sorteos porque para mí sería un trabajazo, aunque igual una vez que te pones no es para tanto, pero ahora mismo me lo imagino y no me veo, con el poco tiempo que tengo XD
      Un abrazo!

      Eliminar