miércoles, 30 de noviembre de 2016

Primerizas expertas

   Cuando me lancé a la aventura de la maternidad me ocurrió algo que imagino que será común a muchas otras madres, y es que no tenía ningún referente real. Mi hermana y yo nos llevábamos muy poco tiempo de diferencia de edad como para que yo recordara a mi madre embarazada, dando el pecho (creo que ni lo dio), o criando a un bebé, y en mi entorno el contacto con los bebés y niños pequeños había sido meramente visitas momentáneas. Lo más parecido que tuve a un ser vivo cuya supervivencia dependía de mí había sido un Tamagotchi.

   Nunca pensé que para ser madre hiciera falta preparación previa, y si acaso, pues lo que te enseñaban en clases preparto, lo que se veía en las películas, y todo lo demás pues salía solo, se iba aprendiendo sobre la marcha, para eso estaba el instinto.

   Y así me fue, que me vi de repente con un bebé en brazos pensando “¿por dónde se coge esto?”


 "Aquí montando la trona del Ikea. Esto está chupao"


   En esto de la maternidad nunca se deja de aprender, aunque tuviéramos 20 hijos, hasta el último nos enseñaría algo nuevo, pero en mi caso mi gran escuela fue mi Gansi.

   Por eso me quiero quitar el sombrero ante esas primerizas expertas, esas mamás que, por la circunstancia que sea, se manejan con su bebé como si llevaran haciéndolo toda su vida, y no parecen tener esas típicas inseguridades y dudas de las primerizas. Bien porque han tenido suficiente uso de razón como para vivir e incluso compartir el cuidado de hermanos o primos, u otros bebés de su entorno, o bien porque se han preparado durante su embarazo como quien se prepara para unas oposiciones, y han accedido a información que yo desconocía que existiera o me fuera a ser de utilidad hasta que no llevaba ya un tiempo siendo mamá. O quizá es que cuentan con un buen asesoramiento y ayuda, qué sé yo.

   Esas primerizas que cambian el pañal a su recién nacido con una mano y los ojos cerrados, cuando yo tardé meses en conseguir colocarle bien el pañal a mi peque (y fueron muchos pañales los que tuve que cambiar para ello), que salen de casa preparadas y nunca les falta nada en la maletita (y no porque alguna vez les haya pasado que se den cuenta de lo bien que les hubiera venido llevar tal o cual cosa para según qué situación). Primerizas que ya saben lo que es “normal” y no se pasan el día corriendo a urgencias a la primera de cambio, que no tienen ninguna duda de si su bebé estará durmiendo lo suficiente, o sus cacas serán normales, o si ese llanto es por gases o por sueño.




 De verdad os digo que me dejáis con la boca abierta.


   Por eso animo a las futuras mamás primerizas a que se informen, que no den nada por sentado, que no esperen a que sea su bebé quien las enseñe, que al final van a terminar aprendiendo, pero toda información que tengan de antemano la van a agradecer.

   Leed, leed todo lo que os llegue a la mano, si es actual mejor, leed a Carlos González, a Rosa Jové, a Jean Liedloff, hasta a Estivill si os queréis partir de la risa y enfurecer a partes iguales. Veréis que cuanto más informadas estéis más os convencéis de nunca hacer nada con vuestro bebé que no querríais hacer pero lo dice Fulanito, Menganito, el pediatra o tu suegra.

   Y no temáis hablar con otras madres, preguntadles por su experiencia y todas las dudas que tengáis. Lo más seguro es que compartan sus conocimientos gustosamente. Guiáos por la experiencia y el instinto y no por las habladurías de quien ni siquiera tiene hijos o los ha tenido en otra época complétamente diferente.

   Creedme que lo vais a agradecer, porque por desgracia, hemos pasado por una época en que hemos vivido la maternidad de forma muy hermética, casi tabú, desde que el cuerpo femenino y sus funciones empezaron a ser secreto y asqueroso, y todo lo concerniente a la reproducción era algo de lo que no se debía ni hablar. Pero muchos años atrás era normal convivir con una embarazada, que si no era tu madre era tu prima, tu cuñada o tu vecina a la que veías a diario, no era tan raro ver parir porque se hacía en casa, o saber cómo se recuperaba una mujer puerpera, ver dar el pecho era algo cotidiano, y lo mismo para el resto de la crianza. Pero llegó un día en que las mujeres parían a solas en el hospital (no estaba ni siquiera el marido a su lado), se escondían para dar el pecho unos meses o ni siquiera lo daban, y los niños se empezaron a criar desde muy pequeñitos en la guardería, lejos de los ojos de los demás.

   Hoy en día se empieza a ver un cambio, a hablar de temas sobre crianza que antes, o bien se daban por sentado, o bien se hacía lo que decía el pediatra sin cuestionarlo, siguiendo unas pautas muy estrictas, o bien ni se mencionaban. Tenemos acceso a mucha información para compensar esa falta de experiencia.

   Lo que hubiera agradecido yo, antes de ser mamá, saber sobre fertilidad, sobre los abortos expontáneos, sobre el desarrollo del feto, sobre el proceso del parto y el puerperio... Tú que vas a ser mamá por primera vez, ¿has cambiado ya algún pañal? ¿Has bañado a un bebé? ¿Sabes cada cuánto, cómo y con qué es mejor hacerlo? ¿Has estado con suficientes recién nacidos como para saber si todos duermen igual, comen igual o lloran igual? ¿Has visto a alguna mujer dando el pecho? ¿Has pasado el suficiente tiempo con un niño pequeño como para saber qué atenciones necesita y a qué le gusta jugar? ¿Sabes cuándo te va a volver la regla tras el parto?

   Si no has hecho nada de esto, no te preocupes, todas estas cosas las vas a terminar aprendiendo, y si tienes inquietudes, vas a acceder a toda esta información sobre la marcha. Y sí es muy cierto que por mucho que te cuenten y que leas, hasta que no lo vivas en tus carnes no vas a experimentar lo que de verdad significa la maternidad, pero hay ciertas cosas que te vas a alegrar de saber de antemano, porque te van aportar seguridad y sobre todo tranquilidad, y que antiguamente era natural saberlas antes de ser mamá por primera vez.

3 comentarios:

  1. Una duda, la siguiente frase ¿qué significa?

    "Veréis que cuanto más informadas estéis más os convencéis de nunca hacer nada con vuestro bebé que no querríais hacer pero lo dice Fulanito, Menganito, el pediatra o tu suegra."

    Por otra parte despreciar como lo hace usted el trabajo de un Sr. como Estivill me parece atrevido e inoportuno. Fruto del desconocimiento, imagino.
    Conozco a mucha gente que crió a sus hijos con ese método y les ha ido genial. Niños que sólo lloraron dos o tres noches antes de aprender a dormir de un tirón, y no tuvieron problemas psicológicos de ningún tipo. Pero bueno, ahora lo que está de moda es criticar por criticar y sin saber. Y sobre todo criar tiranos.

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    1. Quiero decir que muchas veces Fulanito, Menganito e incluso el pediatra no están actualizados o dan consejos que contravienen las recomendaciones de la OMS.
      Yo no desprecio a Estivill porque me caiga mal el señor ni por atrevimiento, y de hecho hablo con mucho conocimiento de causa. Contra este señor hay toda una carga de evidencias científicas y miles de madres y expertos/as que no sólo rebaten su "método" sino que ponen de manifiesto que es peligroso para la salud, además de cruel.
      El mismo señor Estivill se ha retractado varias veces.
      Yo también conozco padres que han aplicado su método y están profundamente arrepentidos, al igual que otros que lo han aplicado y sus hijos están aparentemente bien.
      Y la crianza respetuosa no tiene nada que ver con criar tiranos.
      Me temo que es usted la que está tremendamente desinformada.

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    2. Ah, y una cosa más. Existe una plataforma formal para solicitar la retirada del libro "duérmete niño"

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