domingo, 20 de octubre de 2013

Dar el pecho en público

   Soy una persona extremadamente pudorosa, jamás de los jamases he hecho toplesss y no suelo llevar mucho escote ni transparencias, así que cuando tuve a mi bebé, me faltaban cortinas y vigilantes en el hospital para aislarme mientras le daba el pecho.


   Nunca había tenido clara la forma correcta de comportarse ante una madre que da el pecho, ya que es un espectáculo hermoso de contemplar, pero siempre había temido que las miradas incomodaran a la mamá, ya que yo no estaba muy a gusto con la idea de que me estuvieran observando las tetillas, y me parecía admirable la facilidad con la que algunas mujeres se sacaban el pecho para ofrecérselo a su criatura, con una naturalidad pasmosa.


   Cuando venían visitas (y el primer mes postparto normalmente se reciben muchísimas), lo pasaba fatal, incluso trataba de evitar alimentar a mi peque hasta que se fueran, lo que casi siempre era tarea imposible, ya que mi gansi pasaba, en cuestión de milisegundos, del plácido sueño al modo “alarma nuclear”.


   Lo que peor llevaba, sin duda, era dar el pecho delante de familiares y amigos, y aún más si no se cortaban de quedarse embobados y para colmo hacer comentarios del tipo: “¡Hey! ¡Qué buen pezón te ha sacado!”

 "Aguanta reina..."


   Y así me pasé varios meses, escondiéndome tanto en la calle como en mi casa, ya que me retiraba a otra habitación cuando tenía invitados. Incluso me indignaba que en los lugares públicos no hubiera sitios habilitados para dar el pecho, como salas de lactancia en centros comerciales. Llegué al punto de plantearme sacarme mi leche y dársela en biberón a mi peque, cuando estuviéramos en la calle...


   Hasta que un día me harté, aunque no sabría decir cuándo, e hice la siguiente reflexión: si pretendes darle el pecho a tu bebé a libre demanda, te vas a tener que sacar la tetilla allí donde te pille, cuando te pille, y el que no quiera, que no mire. Y tratando de ser lo más discreta posible, empecé a darle de mamar en la consulta del médico, en los bares, en los bancos de la calle, etc, y dejé de una vez de esconderme en el servicio, rezando porque hubiera sitio suficiente (y tapa del váter) y, sobre todo, porque estuviera mínimamente limpio, aunque por muy limpio que esté, comer en un servicio no es agradable para nadie.


   Y justo cuando estaba superando por fin mis propias barreras, me topé con otras: los prejuicios de los demás. Pues sí, resulta que hay gente a la que le incomoda, hasta el punto de parecerle una indecencia, el ver a un bebé mamando (no se sienten así si lo ven tomando biberón, claro), aunque intentes ser discreta, aunque enseñes menos que lo que se ve con un escote estándar, sólo pensar que lo que hay detrás de esa cabecita es un pecho desnudo ya hace saltar las alarmas.


   Les parece desagradable, y lo comparan con hacer de vientre en público, como si fuera lo mismo, cuando para conseguir ver algo tienen que prestar buena atención, y si se centraran en sus propios asuntos, ni siquiera se darían cuenta.


   Piensan que si lo ven sus hijos, se van a traumatizar, pero no les pasará nada si ven en una revista o en la tele a una mujer en ropa interior o prácticamente desnuda.


   Esta chica lo explica mejor que nadie, lo que siento es que esté en inglés, para quien no se maneje… 





   Y no hablemos ya cuando la criatura empieza a tener una edad que esta sociedad considera que no es adecuada para estar tomando el pecho. Si tengo que oír de mi propia madre “tan grande y tomando tetita”, qué no voy a oír de personas extrañas que gustan de meterse en las vidas ajenas.


   En más de una ocasión, he tenido que negarle el pecho a mi peque cuando me lo ha pedido, porque estábamos en la calle y no quería enfrentarme a los reproches, miradas y críticas ajenas, y me he sentido terriblemente mal por ello. ¿Cómo se lo explico cuando me mire con esa carita de “por qué no, mami”? ¿Por qué le digo que en la calle eso no se hace? ¿Porque es algo malo, quizá? ¿Hace daño a alguien, en realidad?

Parece que para poder ejercer lo que es nuestro derecho y el de nuestros hijos hemos de salir armadas con una retahíla de explicaciones y argumentos para nuestra defensa, por si nos llaman la atención, porque hay quien se permite ese lujo, incluso se creen en posesión del derecho de echar a una persona de un lugar por dar el pecho a su bebé (de nuevo me remito al ejemplo de lo que pasó en Primark).


   Podemos, como alternativa, usar lo que yo llamo “Burkas de amamantamiento”, si es que crees que tu peque va a estar cómodo así (ya te digo yo que lo más seguro es que no, ¿lo estarías tú?), y haciendo esto lo que consigues es perpetrar el estereotipo de que el amamantamiento es algo que hay que ocultar.




   
   Y es que nos enfrentamos a un gigante, hay una mentalidad de doble moral demasiado extendida en nuestra sociedad, y la práctica de dar el pecho, por desgracia, parece que se ha hecho minoritaria.


   En tanto esto no cambie, no tenemos más remedio que tener las cosas claras: Que podemos y debemos darle el pecho a nuestros hijos, cada vez que lo necesiten, da igual donde estemos, y que en más de una ocasión tendremos que sacar “nuestras armas”.


   ¿Y qué hacer si nos dicen algo? Aquí un claro ejemplo.




3 comentarios:

  1. Bueno... supongo que casi todas las madres que quieren darle el pecho a su hijo se enfrentan a esto. Es todo cuestión de tiempo hasta que nos damos cuenta que es todo una estupidez. Y al final te sacas el pecho donde te pille, bien es cierto de que he tenido la suerte de que a mi nunca me han dicho nada. También es verdad que al principio me escondía como comentas. Y nunca me plantee pensar una estrategia para cuando pudiera pasar. Seguramente hubiera dicho cualquier cosa en mi defensa no muy bien dicha... puesto que soy la típica persona que no sabe qué decir en determinados momentos, y me quedo en blanco. Así que estupenda aportación de la página para saber qué hacer, si algún día me ocurre lo pondré en práctica ;). Es triste que alguien se tenga que enfrentar a estas situaciones cuando lo que hace es lo más natural del mundo, en fin... prejuicios y más prejuicios.

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    1. Lo que pasa es que las madres que damos el pecho es que somos unas exhibicionistas! https://www.youtube.com/watch?v=-dw2XHMUnyE&feature=youtube_gdata_player

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    2. Por cierto, creo que por ahi hay también una versión subtitulada ;)

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