Respecto a la concepción, el embarazo,
el parto y la crianza, siempre hay cosas que te cuentan (aquello que
aparentemente “lo sabe todo el mundo”) y cosas que no. Una vez
que vives la magia de la maternidad en tu propia piel, te das cuenta
de que muchas de las cosas “que te cuentan” no se corresponden
exactamente con la realidad que estas viviendo, y descubres cosas que
ni imaginabas que serían así, y algunas de ellas hubieras
agradecido que alguien te hubiera prevenido al respecto.
Mucho de lo que no se cuenta se
mantiene en silencio porque no son temas agradables. Si se andubieran
contando todos los aspectos negativos de la maternidad, sería
desalentador para quien ansía tener hijos. Además, muchas veces,
las cosas buenas hacen que las malas pierdan importancia.
Hay vivencias de lo más curiosas. Yo
me hice fan de esta muchacha por estos vídeos, aquí los dejo para
quien se quiera echar unas risas:
No se trata de demonizar la aventura de
la maternidad, aunque tampoco de idealizarla, pero por mucho que
leas, te informes, y por mucho que conozcas a madres en tu entorno
cercano, nunca tendrás una idea exacta de lo que te espera, hasta
que no lo vivas en tus propias carnes. Y es que cada caso es
distinto, porque están implicados multitud de factores, haciendo que
puedas vivir una experiencia completamente distinta a la que vivió
tu vecina o tu prima que también fue madre hace poco, y que tampoco
será igual si tienes otro hijo más adelante. Voy a contar sólo
algunos ejemplos (porque si no este post no tendría fin), de mi
experiencia personal.
Sobre la concepción:
Me contaron que había mujeres que se
quedaban embarazadas con más facilidad que otras. No me contaron que había tantísimas cosas
que podían salir mal, que existiían tantos factores involucrados en la
concepción. Me hubiera gustado que me contaran más acerca
del funcionamiento de mi propio cuerpo, todas las cosas que sé ahora
sobre los ciclos, la fertilidad, la ovulación...
Sobre el embarazo:
Me contaron que mi cuerpo cambiaría, y
que sentir a mi bebé iba a ser una experiencia asombrosa y emotiva.
No me contaron que me iba a resultar tan difícil encontrar una
postura cómoda para dormir por la noche, y me hubiera encantado que
me advirtieran de que iba a experimentar todos esos miedos, que todas
las precauciones (innecesarias muchas de ellas) me iban a parecer
pocas, y que si algo tenía que ir mal, podía suceder en cualquier
momento, por mucho que intentara encerrarme en una nubecita de
algodón.
Sobre el parto:
Me contaron que me iba a doler
muchísimo, y que en cualquier momento podía terminar en el
quirófano. No me contaron que mi cuerpo estaba tan bien preparado
para soportar eso (porque tengo una tolerancia al dolor
bastante baja, sobre todo en ciertas partes). Me hubiera gustado que
me contaran que, aunque muchos partos son complicados, quizá no son
tantos como yo siempre había creído, ya que lo normal es que todo
transcurra sin problemas, siempre que se deje al cuerpo seguir su
curso natural, sin inducciones, acelerantes, ni instrumentaciones
innecesarias.
Sobre la crianza... ufff podría hablar
de tantísimas cosas:
Me contaron que iba a haber momentos
difíciles, y que se me caería la baba viendo crecer a mi peque. No
me contaron que mi bebé iba a necesitarme tanto, tanto, tanto, y que
este sentimiento seria mutuo, ni que podía preocuparme y sufrir así
por otra persona. Ni que aunque todo pareciera ir mal, y el cansancio
me pudiera, una sola sonrisita de mi bebé bastaría para alejar todo
lo malo y alegrarme el día por completo. Me hubiera gustado que me contaran...
bueno, oro hubiera pagado por la mitad de lo que sé ahora, y eso que
aún me queda un montón por aprender. Sobre todo, aquellas cosas que
al principio me quitaban el sueño y que ahora sé que son normales,
y que soy capaz de hacer más de lo que creía, que puedo confiar en
mí misma, que tengo que escuchar más a mi instinto y menos a los
demás.
Me encanta esta entrada, muy informativa. Muy cierto que con solo mirar a tu pequeñaj@ el mundo y sus problemas desaparecen por completo.
ResponderEliminarClaro está que cada persona lo vive de distinta manera. Yo por ejemplo me pude tumbar boca abajo hasta los bien pasados 6 meses... a partir de ahí me asfixiaba ponerme boca arriba, por lo que solo quedaba la ya conocida opción de lado y amanecer como fiona, la señora ogra de shrek, solo que de color carne, creo XD
jajaja muy bueno lo de Fiona! Es verdad que nadie te advierte que puede ser que te hinches, homogéneamente o por partes XD
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