Cuando era Gansa Premamá pensaba que
había muchos padres que ponían a sus hijos como excusa para no
hacer cosas e ir a sitios solos. “¿A qué tanto problema para
hacer gestiones, ir al cine o salir de fiesta? No puede ser que no
tengan a nadie con quién dejar al bebé. ¿Y para qué esas bajas de
maternidad tan largas? Habiendo tantas guarderías...” No lo podía
entender, hasta que fui madre.
Y es que no es tan fácil dejar a tu
bebé, ni siquiera con una persona de gran confianza. Primero que
nada, porque un bebé es un ser totalmente dependiente, que necesita
contacto, alimento y atención continua, a ser posible de su madre,
sobre todo si se le da el pecho.
“Pues déjalo entre toma y toma, bien
comidito y dormidito, o si no que le den un bibe, problema resuelto,
¡cuántas tonterías!” Ayyy Gansa Premamá, si todo fuera tan
fácil... Pronto descubrirás lo que significa “alimentación a
demanda”, y que los bebés no comen a intervalos de la misma
frecuencia, ni siempre duermen entre toma y toma.
Si es cierto que no es completamente
imposible dejar a tu bebé, en un caso de necesidad se puede dejar
leche materna para que lo alimenten, bien con un biberón o bien con
un vasito o cuchara (incluso aunque sean muy pequeñines pueden beber
de vasito, por raro que parezca). Lo que no es recomendable es que le
den leche artificial, puesto que su composición es diferente a la de
la leche materna y podría alterar la flora intestinal del bebé, así
que aquello de “por una vez no pasa nada” mejor no aplicarlo a
estos casos.
El problema es la sensación que se le
queda a la madre cuando tiene que dejar a su pequeñín. Yo lo
experimenté cuando tuve que dejar a mi bebé de un mes de vida
durante varias horas para hacer un examen. Una parte de mí se quedó
allí donde estaba mi peque, me fui sintiendo que me faltaba algo, y a pesar de que sabía
que estaba en muy buenas manos, no podía evitar preocuparme,
pensando si me echaría en falta, o si lloraría, o si le pasaría
algo malo accidentalmente. Ni que decir tiene que suspendí... Ese
estado de ansiedad por el que se pasa no es una sensación agradable,
no es algo que nadie quisiera experimentar voluntariamente, a no ser
que no tenga más remedio
Cuando el bebé va siendo más mayor, y
se le introduce alimentación complementaria, es algo más sencillo
dejarle, desde el punto de vista de que ya no es necesario disponer
de un reservorio de leche materna, puesto que durante el tiempo que
el chiquitín no está con la madre, se le pueden ofrecer otras alternativas para
comer, y dejar la leche para cuando la mamá vuelva. Aún así
seguimos sin estar preparadas. Es una sensación natural, un
mecanismo del que nos ha dotado la evolución para preservar nuestra
especie, esa necesidad de estar cerca de nuestros hijos, cuidarlos, y
no perderlos de vista.
Y si para dejar a nuestros peques unas
horas, necesitamos estar preparadas, y esto requiere mucho tiempo, ya
no diremos para dejar que pasen la noche sin nosotras. ¿Cómo
podríamos? Sobre todo si aún no duermen toda la noche y dependen
del pecho de su madre para conciliar el sueño.
Por todo esto, ahora me parecen
cortísimas las bajas por maternidad. Antiguamente sólo se respetaba
la llamada “cuarentena” tras el parto, para permitir la
recuperación física de la madre (en algunos casos, ni siquiera
eso), sin tener en cuenta las necesidades del bebé. Con el paso del
tiempo, en nuestro país, se han ido alcanzando permisos por
maternidad de 16 semanas, lo que equivale a 4 meses mal contados, y
esto no es tiempo en absoluto suficiente.
Desconozco los criterios que siguieron
las personas que decidieron que un bebé de 4 meses ya está
preparado para separarse de su madre, que sus necesidades las puede
atender de la misma forma otra persona, pero en mi opinión se
equivocan.
En mi opinión, lo ideal es que una
madre pudiera cuidar de su criatura durante al menos los dos primeros
años de su vida, o como mínimo un año. En nuestra cultura esto
puede parecer una barbaridad, pero hay países en los que se hace y
funciona.
Ojalá pudieran entender, y verlo de la
forma que yo lo veo, esas personas que me dicen con amabilidad y
alegría “déjame aquí a tu peque un tiempo”, el hecho de que me
resulte tan difícil dejarle. Y ojalá pudieran comprenderlo esas
personas que no entienden que mi bebé y yo no nos queramos separar,
y salten con el tema del “enmadramiento”, del que ya hablaré
largo y tendido más adelante...
No, no es tan fácil dejar a tu bebé.
Totalmente de acuerdo... es muy poco tiempo, deberían dejar como mínimo un año antes de poderse incorporar al trabajo y me parece poquísimo. Yo he tenido la suerte de no haberme separado todavía de mi peque de dos años mas de 30 min, estoy haciéndome a la idea de cuando lo tenga que dejar en el cole, y me echo a temblar solo de pensarlo. Espero no equivocarme pero creo que quien lo va a pasar peor voy a ser yo XD.
ResponderEliminarJajaja, la segunda imagen...
Si te pasa como a mi, al principio te vas a sentir rarisima, sin saber que hacer...
EliminarJajaja el dibujo del típico familiar que ve al niño una vez al año o menos y luego pretende que el niño lo bese, lo abrace y juegue como si lo viera todos los dias, y si no, vaya niño mas saborio y enmadrado!