domingo, 16 de febrero de 2014

Lo que aprendí sobre alimentación infantil

   “Hay algunos niños que es que son muy malos para comer, hay que estar muy encima y obligarles un poquito, pero mi bebe no será así, mi bebé sí comerá...¿verdad? ¿verdad?”... Ayyyy, puedes estar tranquila gansa premamá, que tu gansi va a engullir como los pavitos, mejor dicho como los gansitos, y no tendrás que “obligarle”...


   Me siento tremendamente afortunada porque mi gansi tenga ese apetito voraz, y la razón de esto es que ya ha sido bastante dura la lucha con mi entorno por defender nuestra lactancia como para que encima, los comentarios sobre que mi peque lloraba porque se quedaba con hambre o que mi leche no le alimentaba porque era agüilla sucia, se hubieran visto de alguna manera respaldados por poco aumento de peso o un percentil bajo.


   Los dichosos percentiles, y sobre todo y su incorrecta interpretación, que pueden llevar a la obsesión y a la preocupación innecesaria a tantos padres, y que han contribuido a destruir tantas lactancias felices. Estos percentiles infantiles son unas tablas donde se ven el peso y la altura a cada edad de los niños, pero pueden llevar a pensar que existe un “peso normal” o una talla “normal” para una edad, y todo lo que esté por encima o por debajo es demasiado, o demasiado poco. Los niños menudos representan los percentiles bajos, y los grandotes los altos, y únicamente sirven para saber que, en comparación con la media de los niños de su edad, nuestro hijo es de talla y peso medios, tirando a menudillo, o tirando a grandote.



 "Nótese lo inapropiado del término normal en estas tablas de percentiles sacadas de internet"


   Cuando el peque está en la zona de percentiles altos no suele haber problema, incluso si los sobrepasa todos, creando una línea de percentil propio, como le pasaba a mi gansi, aunque aún así puede haber algún pediatra que siga recomendando la introducción temprana de papillas o cereales, o incluso suplementos con leche de fórmula (alucinantemente, me pasó). Los problemas suelen venir cuando a nuestro nene le ha tocado pertenecer al club del percentil bajo.


   Pero un niño de percentil bajo no es un niño mal alimentado ni desnutrido, simplemente es un niño pequeñín, quizá porque sus padres tampoco es que sean Pau Gasol, o quizá porque sencillamente es de constitución delgada. Y es que durante muchos años se ha visto como sinónimo de salud, un bebé rollizo y lleno de rosquitas. Un niño no está falto de nutrientes, ni hambriento, sólo porque sea de percentil 3 o menos, existen pruebas específicas para determinar la desnutrición y signos evidentes de deshidratación, que son los que el médico debe señalar, y ante los que hay que actuar, no ante un bajo percentil, ni ante la pérdida natural de peso del recién nacido.


   Pues es normal que la primera semana de vida, los bebés no solo no ganen sino que pierdan un poco de peso, y esto muchas veces alarma a las madres (y padres, claro) y las hace perder confianza en el poder de su cuerpo para alimentar a su criatura. Y es que hasta yo me obsesionaba por ir a la farmacia cada semana a pesar a mi criatura, porque pensaba que era lo que debía hacer, para llevar un control, como si eso fuera necesario, como si no se notara a simple vista el casi medio kilazo semanal que mi gansi ponía los primeros meses de su vida, y eso que se alimentaba exclusivamente de una leche materna que salía de unos diminutos pechines y que era “aguachirri”.


   Otra extraña obsesión que a veces tenemos las madres primerizas es saber exactamente la cantidad de comida que toman nuestros hijos. Yo me hubiera sacado la leche para saber cuánto era lo que mi peque me demandaba tan a menudo, a ver si era verdad que es que se quedaba con hambre. Ay si tuviéramos rayitas indicadoras en los pechos, qué tranquilas estaríamos (60 ml, 90ml, 120 ml...).


   Como si conociéramos el tamaño exacto del estómago de nuestros hijos, y el hambre que tienen en cada momento, les servimos sus platitos con la cantidad de comida que consideramos que deben comerse, ah, ¡y deben terminársela entera! Si no es que necesitan que le demos algún suplemento nutricional mágico.





   A muchas les pasará que piensen: “Pero es que mi niño de verdad que come muy poquito, de verdad que parece que se alimentara de aire, y no para quieto”. Conozco niños así, a los que sus madres los ven como “tirillas” pero que están llenos de energía y vitalidad, lo que no evita que sean perseguidos por la cuchara-avioncito, o forzados a comer más de lo que les apetece, bien a las bravas (a base de chillidos y amenazas), o bien con maniobras de distracción-hipnotismo. 


 “No se qué habrá pasado mientras estaba viendo Bob Esponja, pero estoy que no me puedo mover de la silla”



   Y es que lo que aprendí sobre alimentación infantil fue que cada niño tiene unas necesidades alimenticias particulares, que irán cambiando a medida que crezca, habiendo momentos en que se comerán hasta las piedras, y otros en los que parezca que estén en huelga de hambre.


   Para algunas madres es durísimo, especialmente para aquellas con niños menuditos, pero a veces hay que hacer un ejercicio que constituye un profundo acto de fe en la capacidad de nuestro hijo de conocer sus propias necesidades, dejar que coman la cantidad que a ellos les apetezca, y no lo que nosotros calculemos, y no tratar de ofrecerle sustitutivos, y mucho menos golosinas o comidas poco saludables. Confiar en que no se van a morir de hambre, y no pretender imponerles nuestros horarios de comida, ya que su digestión no va al mismo ritmo que la nuestra.


   Y ya sé que para mí es muy fácil decirlo, pero mi gansi, a pesar de que su estado normal es el de “me comería a mi madre por los pies”, también tiene días, e incluso rachas, en las que no come prácticamente nada. Además, conozco casos muy cercanos de niños que comen como pajarillos, y he presenciado el sufrimiento, tanto suyo como de su madre (o de la persona que en ese momento le esté dando de comer), y la tortura en que se convierte la hora de la comida, en la que cada día se repetía el mismo diálogo: “Come... come....¡come!...¡una mas!... es que no ha comido nada...”.


 "Era la última hace 5 cucharaditas, mamá..."

6 comentarios:

  1. Es total!! Mi peque cuando era pequeñita, tomaba bibi porque fue una perranganilla y no quiso coger le pecho y comía super poco y me agobiaba muchísimo y la gente hacía que me agobiara más porque sólo me decían, uyy esta niña no coge peso y yo me comparaba con la hija de una amiga que engordaba sólo con respirar, imagínate!
    Luego aprendí que cada bebé come lo que quiera cuando lo necesita, ahora mi hija come fenomenal y aprendí que no era muy de leche, porque sigue sin hacerle gracia y lo demás come de lujo, así que hay que intentar no agobiarse y sobre todo aprender de ellos, ellos son los que nos marcan las pautas, no internet, ni tu madre, ni la suegra, mientras estén sanos no hay que preocuparse.
    Besos Gansa!

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    1. Parece que la gente no se da cuenta de toda la inseguridad y la presión que tiene una primeriza...
      No quiero ni imaginar si le llegas a dar el pecho, seguro que le echaban toda la culpa de que cogiera poco peso...
      Eso eso! Lo importante es lo que opinen nuestros nenes, no los demas!

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  2. ¡¡¡Hola!!! En mi blog, te he dejado un regalito por ser una ¡súper mamá!

    http://unasonrisaparamama.com/index.php/soy-una-super-mama/

    ¡¡Enhorabuena!!

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    1. Wala! Muchisimas gracias! Me encanta ese premio!
      Un beso!

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  3. Los percentiles, otra forma de competir de los padres y de pasar "el examen" en el pediatra, que dan ganas de decir antes de salir de la consulta, he aprobao?
    Mi peque tampoco empezo a comer algo hasta los 8 meses, se podría decir prácticamente que fue lactancia materna exclusiva hasta esa edad. Le hacía las dichosas papillas todos los días, y era desesperante el hacerlas para nada, la verdad. Pero nunca le obligue a que comiera. Lo que tengo claro es que desde mi punto de vista lo mejor es sentarse con ellos encima a la hora de comer y que cojan lo que quieran (siempre que deba comerlo, claro está). Creo que es la forma mas natural de hacerlo y sin tener que hacer las odiosas papillas. Sin preocuparse de que coman mas o menos. Casi todo es progresivo, las cosas de sopetón no traen nada bueno.

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    1. Totalmente de acuerdo!
      Ya me despachare a gusto otro dia con el tema del baby lead weaning...

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