domingo, 11 de mayo de 2014

El proyecto de la guarde

   Cuando apunté a mi Gansi en la guardería nos dijeron que ese año iban a trabajar por proyectos, pero yo no tenía ni idea de a qué se estaban refiriendo. Parece ser que la cosa iba de que en lugar de realizar ellos un proyecto de centro o de curso, o yo que sé, improvisar sobre la marcha los contenidos que les enseñaban a los niños y las actividades que hacían, o lo que quiera que hicieran otros años, pues este año iban a seguir un proyecto ya elaborado por una editorial.

   Entendí que esto implicaría una mayor estandarización de contenidos y metodologías, y que habría una serie de materiales que darían a los padres, para involucrarlos en la enseñanza de sus hijos. Y fue cuando vi estos materiales que me dio por pensar en lo fina y difusa que es la línea que separa las competencias educativas de los centros de enseñanza y las de los padres.


   En mi opinión personal, las competencias en materia de educación y enseñanza de los padres son ilimitadas. Son éstos los que deben educar a sus hijos y transmitirles valores, pero a la vez, pueden enseñarles también materias más académicas, si lo desean (tanto con el objetivo de no escolarizarlos, como si están escolarizados). Es decir, si yo tengo, por ejemplo, conocimientos sobre matemáticas y me apetece hacer con mi peque una actividad que fomente su aprendizaje o le enseñe a sumar o hacer otras operaciones, y encima pasamos un rato divertido, no hay problema alguno en que así se haga. De hecho, en los folletos que nos iban dando en la guarde al principio de cada unidad, animaban a los padres a completar los temas que los niños abordaban en clase haciendo actividades con ellos, y daban incluso sugerencias.


 -"Má, el álgebra me ralla... ¿nos vamos a identificar insectos?"
-"Ya te digo..."

   Hasta aquí todo perfecto, ahora bien, con lo que no estoy de acuerdo es con lo contrario, con que los centros de enseñanza quieran ejercer competencias que yo opino que son exclusivas de los padres. Sé que hay muchas familias que no lo ven así, y que piensan que los centros de enseñanza se deben también ocupar de la educación de sus hijos (y así lo exigen), hasta el punto de que algunos se desentienden por completo de ello.

   Pero al igual que yo no voy por la calle diciéndole a la gente cómo debe criar a sus hijos, a mí tampoco me agrada que me lo hagan a mí. Por otro lado, comprendo que no es fácil encontrar una guardería o un colegio que apoye la crianza con apego, y que habrá padres inseguros que agradezcan cualquier tipo de guía que se les de, pero en mi caso, el librito que me dieron sobre cómo debía educar a mi peque, lo que me produjo fue una tremenda acidez de estómago.

   Empieza con un cuestionario, que entendí necesario, puesto que está bien que las personas que van a cuidar de mi peque sepan si usa pañal o ya sabe usar el váter, o si toma la comida sólida o tienen que molérsela. Lo que no entendí fue para qué necesitaban saber cuántas horas duerme por la noche o si lo hace en su propia cama.

   Me pareció lógico que quisieran saber cuáles son sus juegos favoritos, pero no que me preguntasen cosas como “¿es caprichoso/a?” (¿Pueden los niños de dos años ser ya caprichosos?) o si tiene rabietas (¿No son completamente normales a esa edad?).

   Lo que me dio que pensar fue que este tipo de cosas lo que generan en los padres son falsas expectativas, y así luego te encuentras en el parque a las madres dándote quejas sobre sus propios hijos, acerca de cosas que son completamente normales. 

-“Ains, es que tiene un año y medio y no habla nada claro, se despierta por la noche, nada más que quiere con la madre, no juega con otros niños ni se entretiene solito, y es de nervioso... ¡no para!”


   Y a medida que leía el librito, la acidez aumentaba. Era toda una lección sobre a qué hora debíamos acostar a nuestros hijos, cuántas horas debían dormir y dónde (por supuesto, solitos y en su propia cama... “y que vea que sóis firmes”), si, si, porque esto fomenta su autonomía, aunque al principio lloren un poco (tócate las narices).

   Había dos páginas enteras sobre los peligros de “sobreproteger” al niño, que los convertía en personas con muchos derechos y sin obligaciones (¿Hola? ¿Me explican por qué es lo mismo proteger a un niño que no enseñarle cuáles son sus obligaciones?), porque los pequeños excesivamente protegidos y mimados no conocían límites y al salir de casa no se sentían comprendidos porque no recibían el mismo trato. Ufff... claro, como este mundo es tan hostil, seamos hostiles con los niños para que se vayan acostumbrando...

   Al leer estas cosas sentí miedo, porque me parecieron sumamente fáciles de malinterpretar, y que además ayudaban a perpetrar los falsos prejuicios que existen sobre la crianza con apego, como que es mimar, malcriar, crear dependencia, no establecer límites, consentir en exceso, y que para evitar esto hay que ser hoscos, firmes e intolerantes con nuestros hijos.

   Luego me tuve que reír, porque terminaba con una frase que decía algo así como que aceptáramos a nuestros hijos como eran y no como queríamos que fueran, y esto me pareció de lo más hipócrita, después de todas las pautas que nos habían metido para moldear a nuestros peques.

   No quisiera entrar a juzgar estas pautas, aunque desde luego no se ajustan lo más mínimo a mis creencias sobre crianza natural, ni por supuesto a los padres y madres que las vean adecuadas (mis respetos para ellos/as), lo que digo es que me parece inapropiado el hecho de que un libro que te dan en la guardería venga a decir a los padres cómo tienen que criar a sus hijos. No sé, a mí el señor que me vende la verdura no me dice cómo me tengo que sentar a comérmela...

   En mi caso, podría simplemente haber pasado de todo, porque yo no había pedido todos aquellos consejos, ni los necesitaba, así que sencillamente dejaría el librito en un lado, pero se me erizaron los vellos imaginando a otros padres menos seguros acerca de sus métodos de crianza, preocupados porque no lo estaban haciendo exactamente como decía el libro, que seguramente sería como se deben hacer las cosas, porque así lo dice el libro de la guarde. Y sobre todo me preocuparon aquellos niños víctimas de la interpretación errónea de textos como éste...

8 comentarios:

  1. No entiendo como la guarderia mete en esos temas que a mi parecer son familiares y no les interesan. Me parece que los padres son quienes deben criar a sus hijos, bss!

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    1. Totalmente de acuerdo! Me pareció de lo más inoportuno. Si quieren darme ideas para hacer actividades educativas en casa perfecto, pero no estoy de acuerdo en que se metan en temas de crianza, que creo que son muy personales y no son de su incunvencia.
      Gracias por comentar!
      Un beso!

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  2. Estoy contigo, está en la decisión de los padres el criar como ellos mismos quieran o sepan, todos debemos errar y acertar.
    No estoy nada de acuerdo en que la gente se meta en cómo cada uno cría a sus hijos, eso me enciende, pero hay que vivir con ello, siempre habrá alguno, así que se respira y a seguir con el criterio adoptado.
    Besos Gansa!

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    1. Pues sí, muchos se meten donde no les corresponde, y al final una se acostumbra. Lo malo es que hay personas que no están tan seguras de sus métodos de crianza y se dejan manipular. A mí es que tratar a tus hijos de una manera sólo porque lo has leído así en un libro (no escrito por expertos en la materia, ni mucho menos, y llenito de prejuicios) me parece tan irritante...
      Ainsss a respirar, a respirar... jajaja
      Un besazo!

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  3. Uf, tema delicado donde los haya.

    Mi madre era maestra, con mucha vocación y convicción, y de las que creía que la escuela era para aprender a sumar, a restar...que en cuanto a educación y valores había que traer los deberes hechos de casa.
    Yo, indudablemente, no puedo estar más de acuerdo.

    El problema es que en estos momentos en los que la maternidad (y paternidad) cada vez está más externalizada, son muchas las familias que le pasan esa patata caliente a las escuelas, para que sean ellas las que además de enseñarle a dividir, le digan al niño lo que está bien, y lo que no, y cómo debe comportarse. Sin matices, a grandes rasgos, todos iguales, que ya tiene el maestro suficiente con lo suyo como para perderse en explicaciones indivuduales.

    Por tanto, en mi opinión, tan responsable es una parte como la otra.

    Lo que ocurre es que, lejos de ser aislado, es un modelo escolar que va a más, y padres que no estamos de acuerdo con esa forma de hacer las cosas no encontramos guarderías o colegios con un modus operandi que nos encaje, teniendo que debatirnos entre pagar un pastizal en un centro privado, no escolarizar, o rendirnos y pasar por el aro.

    En fin, que tal vez si fuéramos menos inconformistas viviríamos más tranquilas :)

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    1. La cruda realidad amiga!
      Mis padres también trabajaron en el mundo de la enseñanza, y muchas veces se tiraban de los pelos con este tema. .
      Muchas gracias por comentar
      Un besazo!

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  4. Esos libritos no hay por dónde cogerlos... es lo mismo que los pediatras, ciñete a tu trabajo y deja de decir cómo tengo que educar a mi hij@
    Muy bueno lo de identificar insectos, jajaja.

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    1. Pues sí, una cosa es querer involucrar a los padres, o en ocasiones ocupar su papel (porque las circunstancias son las que son), y otra muy distinta es pretender aleccionarlos sobre cómo ser padres. Vamos, pienso yo.

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