Nunca me ha gustado mi pelo, tampoco es
que esté acomplejada, simplemente no me gusta, aunque a veces me han
dicho que tengo suerte porque es un pelo “agradecido”. No llega a
ser liso, pero tampoco tiene ondas bonitas, y es muy fino y tiende
mucho a encresparse y despeinarse, se me engrasan enseguida las
raíces y las puntas se me abren y resecan con facilidad.
Yo tenía la esperanza de que en el
embarazo se me pusiera una melenaza como esas que yo siempre había
envidiado, el típico “pelo Pantene” que brilla, y aunque haga un
vendaval se mueve pero vuelve grácilmente a su sitio, no como el mío
que con la más leve brisa ya parece que hubiera metido los dedos en
un enchufe.
Dicen que durante el embarazo, con las
hormonas, el pelo y las uñas cambian y se ponen más fuertes, y el
cabello más espeso y bonito. La verdad es que en mi caso apenas fue
perceptible, pero lo que sí noté fue el efecto del postparto.
Lo que ocurre realmente es que no todo
el pelo que tenemos nos crece, un pequeño porcentaje permanece en
una especie de fase de descanso un tiempo hasta que se cae de forma
natural cuando nos cepillamos, nos lavamos, y en mi caso hasta cuando
estornudo se me caen un par de pelos. Y en el embarazo, con los
cambios hormonales, esos cabellos “descansan” más tiempo y
tardan más en caerse, con lo que da la sensación de que tuviéramos
más pelo. Supongo que las mujeres con pelo más grueso y abundante
lo deberán notar más, pero yo apenas noté nada.
Tras el parto las hormonas quieren
volver a sus niveles iniciales, y el pelo empieza a caer que da
susto, y en mi caso tanto que me veía el cráneo, vamos tres pelos
de rata y todo el día despeluchando, porque tampoco ayuda mucho que
tu bebé, cuando le das el pecho, juguetee a lo bestia con los pocos
pelos que te quedan, y tire de ellos hasta que se queden en su
manita, mientras una se imagina ya con peinado a lo Homer Simpson.
Además, todas las medicinas y demás
ungüentos milagrosos que venden para frenar la caída del cabello o
estimular su crecimiento, dicen que no son compatibles con la
lactancia. Lo único que me pareció seguro probar fue la levadura de
cerveza, que además decían que aumentaba la producción de leche
materna, así que en teoría me venía genial, pero tampoco hizo el
milagro que esperaba.
Para el tema de los tirones de pelo de
mi peque descubrí (tarde, por supuesto) que existían unos collares de lactancia, con los que los peques se entretienen, e incluso se los
pueden meter en la boquita y masajearse las encías.
También se pueden hacer caseros, con
multitud de materiales y técnicas, como el crochet. Aquí hay un
tutorial para hacer un collar de lactancia de forma fácil con
trapillo:
Los collares de fibra hacen que se quede impregnado el olor
de mamá, con lo que a los peques les resultará aún más atractivo. Si tengo otro peque lo probaré, a ver
si es verdad que se entretienen con eso y no me quedo calva perdida.
Y no quisiera finalizar sin hacer
mención a los pelos de mi Gansi. Cuando nació tenía algo de pelito,
aunque no mucho, como algunos bebés que parece que salen con peluca.
Es normal que a los bebés, ese primer
pelito fino, se les caiga y poco a poco se les vaya viendo su pelo
real. A algunos les cambia de manera uniforme, a otros por partes (que
parece que tienen parches) y a otros, como mi Gansi, se les cae todo
de golpe. Me dejaba las sabanitas de la cuna y
del cochecito que parecía que en vez de un bebé allí dormía un
gato, y se le quedó la cabeza como una bombillita.
Tanto me impactó que me propuse que no
le cortaría el pelo hasta que no lo tuviera extremadamente largo,
aunque todo el mundo me dijera que le pasara la maquinilla o que le
fuera cortando las puntas para que se le pusiera fuerte, cosa en la
que yo no creo mucho, más bien pienso que el pelo aparenta ser más
fuerte porque le has quitado la punta que era finita, pero el caso es
que yo quería ver a mi Gansi con pelo, con melena a ser posible,
aunque su pelito crecía muy despacio.
No tuvo su primer corte de pelo hasta
cerca de los 2 años, y porque después del verano se le había
quedado ya un nido de paja imposible de peinar.
Siempre me dio igual cómo fuera el
pelo de mi Gansi, si era rubio, moreno, castaño, liso o rizado,
mientras que no fuera como el mío, que me cuesta un rato domarlo
para no parecer una zarrapastrosa, y cuando lo consigo viene un
vientecillo y echa al traste todo mi trabajo.
Y mi Gansi resultó tener un pelo único
en mi familia, tanto que ni el Ganso ni yo conocemos antecedentes
familiares con esas características, lo que es la genética. Mi
gansi ha decidido tener tirabuzones bisbaleros, y me encantan, pero
me vuelvo loca buscando la forma adecuada de cuidarlos y sobre todo
de peinarlos. ¿Cómo narices se peinan unos tirabuzones?
Pues ahora imagínate esto todo enredado...
Por la mañana amanece con la cabeza
como un champiñón, y parece que va tomando forma por sí sólo, y
curiosamente después de una sudorosa siesta es cuando se le pone más
bonito.
Se le encrespa un poco porque lo tiene
muy fino, eso sí lo ha sacado de mí, por desgracia, aunque no sé
si le irá cambiando con el tiempo, y yo espero que no, ains mis
ricillos...
Algo así son los pelos de mi peque al despertar...
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