sábado, 8 de noviembre de 2014

El cuento del mojón perdido

   Aviso para corazones y estómagos sensibles, y enemigos de lo escatológico: la fábula que voy a narrar a continuación, si bien tiene como protagonista a un mojón, no excede en detalles desagradables, obscenos o de mal gusto, es simplemente la historia, basada en hechos reales, de un pobre mojón que se perdió un buen día...

  Erase una vez una familia:Papá Ganso, Mamá Gansa, y su peque Gansi, que había tenido a bien dejar de usar pañales de forma prematura, pillando a sus pobres padres desprevenidos. Éstos, presa del estupor por la corta edad de su criatura, no se atrevían a retirarle el pañal, así que decidieron llevar a cabo una especie de “baby led undippering” u operación pañal guiada por el bebé, de forma que, al menos durante un tiempo, el pañal estaba puesto en todo momento (por si las moscas) y se quitaba con ocasión de usar el baño.

   Gansi había adquirido, como por arte de magia, la facultad para controlar sus esfínteres, y en el momento en que reconocía que sentía una necesidad, daba el aviso a sus padres que, sin la menor dilación, se dirigían raudos al excusado, retiraban su pañal y cuando finalizaba la deposición lo volvían a colocar, escépticos ante la idea de que se produjera una fuga inesperada.

   Una tarde, encontrándose Papá Ganso en el sofá, víctima de la lumbalgia, vio Mamá Gansa que Gansi había caído bajo el hipnótico hechizo de Dora la exploradora y decidió que era un buen momento para darse una ducha rápida. Sin embargo, nuestro amigo el mojón fue más rápido, y Gansi dio un súbito aviso de “¡caca!”, a lo que Papá Ganso respondió: “Mamá está a punto de salir de la ducha cariño, ¿puedes esperar un poquito?”... “¡No! ¡caca! ¡caca!” apremió Gansi.

   Procedió entonces el valiente Papá Ganso a hacer acopio de todas sus fuerzas y llegó hasta baño con Gansi lo más rápidamente que pudo, dadas sus circunstancias, le retiró el pañal violentamente y depositó a su peque sobre el inodoro justo a tiempo. O eso pensaba, ya que al bajarse Gansi, el agua del fondo de la taza se veía limpia e inmaculada.

   “Ha debido ser todo una falsa alarma”, pensó Papá Ganso. Pero al higienizar de todas formas las nalgas de su peque, halló un pequeño rastro fecal, y su razonamiento hizo el resto. “¡Rayos y centellas! ¡Por aquí ha pasado un mojón! Y si no está en el váter.... ¿Será que con la tardanza en llegar ya se había escapado y estaba en el pañal? ¿Habrá aprovechado el excremento la violencia con la que retiré el pañal, movido por la prisa, para salir volando?”

   Entonces Papá Ganso golpeó el cristal de la ducha, justo cuando Mamá Gansa ya estaba a punto de terminar. “¡Date prisa Mamá Gansa! ¡Se nos ha perdido un mojón! ¡Hemos de encontrarlo!”

   Cuando Mamá Gansa comprendió lo que debía haber sucedido, se dispuso sin más dilación a unirse a Papá Ganso en la búsqueda. Durante horas estuvieron Mamá Gansa y Papá Ganso inspeccionando cada rincón del baño, incluyendo el techo, en busca del mojón perdido. ¿Qué había podido pasar? ¿Dónde se había escondido aquel ñordo? Ahí estaban los dos, olfateando cuan sabuesos el rastro del mojón, al que ya imaginaban escondido en el más inhóspito rincón, burlándose de ellos y esperando a la próxima limpieza del baño para salirles por sorpresa al encuentro. Se veían enloquecidos, pensando que durante días entrarían en el baño y les embargaría un hedor imposible de localizar.

   Mientras tanto, Gansi observaba con tremenda curiosidad a sus padres desde la puerta del baño, mientras su madre se preguntaba si con tan corta edad sería sería capaz de sentir vergüenza ajena. Aquella situación estaba siendo surrealista... ¡el mojón no aparecía por ninguna parte!

   “No puede ser” pensó Papá Ganso, “tiene que haber una explicación”, y estrujándose la sesera un rato, concluyó de repente “¡eureka! ¡ya lo tengo!”. Girose Mamá Gansa hacia él, embargada por la felicidad y el alivio “¿hallaste al fin la boñiga?”, a lo que el sabio Ganso respondió cerrando los ojos y levantando el dedo índice con semblante serio: “Ya sé lo que ha pasado: El mojón nunca llegó a escapar, debió caer al agua del inodoro cuan rápido e insonoro torpedo disparado hacia la tubería”.

  ¡Misterio resuelto!

  Papá y Mamá respiraron aliviados. Siempre recordarían aquél como el día en que, como un buen par de idiotas, perdieron horas buscando en vano un mojón perdido en el baño...

   Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.



2 comentarios:

  1. Jajajaja, no puedo parar de reirme porque a mí también me pasó algo parecido, salió del culete y ni rastro de él en el wc, no tuvo más remedio que esconderse dentro, porque misteriosamente desapareció.
    Jajjaja, os estaba imaginando como los de CSI en busca de pruebas, os faltaba el luminol! jajajaja.
    Buenísimo!
    Me has hecho reir un ratejo bueno.
    Bss.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jajaja la verdad es que no se por que estabamos tan seguros de que aquello había salido disparado.
      Me alegra que te haya divertido
      Un besazo!

      Eliminar