domingo, 2 de noviembre de 2014

Lo que aprendí sobre los chupetes

   Como buena primeriza, tenía preparado todo un arsenal de chismes para la llegada de mi bebé, muchos de ellos “por si acaso” y otros muchos que pensaba que eran esenciales y luego me dí cuenta de que no.

   Entre todas las cositas que compré no podía faltar una buena colección de chupetes, algunos de los cuales venían en las canastillas de regalo que había ido acumulando, y en un principio sólo me preocupaba que fueran monos, porque aparte de eso, todos los chupetes son iguales... ¿no?

   ¡Pues no! Resulta que hay una variedad de tipos de chupete y tipos de tetina, y lo primero que aprendí es que había diferentes tamaños para las distintas etapas de crecimiento de nuestro bebé, y lo ideal es usar el adecuado en cada momento.

   No sólo los hay de varios tamaños, sino también de distintos materiales y formas. Los principales materiales que se usan para fabricar chupetes son el látex y la silicona.

   Los de látex son los amarillos o color miel (los que yo conocía de toda la vida), que al ser más blandos y elásticos se supone que se asemejan más al pecho materno, y además son más resistentes a los mordiscos de sus primeros dientecitos. Sin embargo, se desgastan con más facilidad, se deforman, se ponen pegajosos y absorben olores y sabores, con lo que se recomienda cambiarlos cada 2 meses. ¡Sí! Los chupetes se cambian con frecuencia, no sólo cuando tienen mala pinta.


 Chupete de látex con tetina anatómica

  Los de silicona son transparentes y más rígidos, pero son más aconsejables para bebés a los que aún no les han salido los dientes, ya que son menos resistentes, aunque más fáciles de limpiar, y algo más higiénicos.

   La forma de la tetina puede ser anatómica (los que más se venden) o redonda (de gota, o fisiológica), y la diferencia es que los primeros se supone que se asemejan más a la forma del pezón durante la lactancia y se adaptan mejor al paladar, pero es necesario que se coloquen siempre en la posición correcta, y a veces los bebés tienden a darles la vuelta, y los de gota no tienen este problema porque son totalmente simétricos.


 Chupete de silicona con tetina de gota

   Es más práctico que tengan anilla, para poder ponerles una cadenita y sujetárselos a la ropita, y así que no estén todo el rato cayéndose al suelo. Los que no tienen anilla son mejores para dormir, porque no se la pueden clavar en la carita. Yo tenía uno sin anilla y (como no sabía nada de esto) le tiré mil maldiciones porque no tenía manera de que se le enganchara la cadenita (“¿a quién se le habrá ocurrido diseñar así este chisme?”)

   Y luego están los chupetes especiales, que los hay de lo más variopinto: con partes luminiscentes para encontrarlos mejor por la noche, termómetros, dentales, dispensadores de medicamentos...

   Pues vista la teoría, pasemos a la práctica, que es lo que me enseñó la experiencia.

   Yo tenía fuertemente asociado: bebé = chupete, así que desde el día 1 de vida de mi Gansi le casqué uno, sin saber que no es aconsejable que los bebés alimentados con lactancia materna usen chupetes hasta que ésta esté bien instaurada (alrededor del primer o segundo mes de vida), y por suerte en mi caso mi metedura de pata no perjudicó la lactancia (pero podría haberlo hecho, ya que entre a otras cosas a los bebés les causa confusión), quizá porque después de todo se lo poníamos poco.

   Así que sí, los chupetes tienen sus desventajas, entre ellas que interfieren con la lactancia materna, ya que muchas veces los bebés quieren succionar no para alimentarse sino para buscar consuelo o sentir la cercanía de su madre o dormirse, y esta succión es necesaria para estimular la producción de leche. Vamos que cuanto más tiempo estén chupando el chupe y no la tetita, más tardamos y más nos cuesta producir la leche que necesitan, así que parece que se quedaran siempre con hambre, tendemos a pensar que no tenemos suficiente leche, empezamos con los suplementos y la lactancia se va a pique poco a poco.

   Me hace gracia la frase “te usa como chupete”. ¿Cómo va a ser la madre un chupete de carne? Más bien será que el chupete es una madre de goma. Ese chupeteo que muchas veces tiene a nuestro peque pegado a nuestros pezones el día entero, que ya nos tienen desesperadas porque parece que no nos dejan hacer nada más, y sentimos que como sigan nos los van a dejar en carne viva, es esencial para la buena marcha de la lactancia.

   Puede que haya ocasiones en que de verdad nos sea imposible estar todo el rato con el bebé al pecho para que chupetee, y en momentos puntuales (una vez ya bien establecida la lactancia) nos venga bien ponerle el chupetito un rato, mejor que dejarle llorando, porque ellos necesitan esa succión. En definitiva, que habiendo tetitas ¿para qué chupete?, pero para momentos puntuales pueden ser una ayuda.

   Otra desventaja de los chupetes es que dicen que su uso puede producir malformaciones en el paladar, problemas de dentición e incluso en el desarrollo del habla. Tampoco es que haya una evidencia enorme al respecto, pero cuando te dicen esas cosas se te pone tan mal cuerpo que prefieres prevenir que curar, no sea que a nuestro peque se le deforme la boca y se le tuerzan los dientes por nuestra culpa. Aunque conozco muchos casos que usaron bastante el chupe y no tuvieron ningún tipo de problema, así que no sé hasta qué punto esto será cierto, pero lo dicho, como madres tendemos a curarnos en salud.

   Y algo llamativo acerca de los chupetes es que los bebés a veces tienden a tener preferidos. Le compras un chupe carísimo de diseño y tetina homologada por todos los organismos médicos posibles (yo miraba que tuviera el sello de la Asociación Española de Pediatría y el visto bueno de la de dentistas) y resulta que lo escupe, y aquel que venía de regalo en la canastilla que te dieron en la clase preparto le encanta y lo tiene ya asqueroso pero no consiente que se lo cambies.

   Otro problema que tienen es que en algún momento lo tienen que dejar, y esto es un verdadero conflicto ya que la edad en la que aún necesitan el consuelo de la succión, sobre todo para dormirse, puede que vaya mucho más allá de la edad recomendable para seguir usando chupete. Mi Gansi lo dejó muy pronto y sin darse cuenta, porque cuando lo necesitaba tenía su tetita, así que no lo echaba de menos, pero muchas veces nos encontramos por la calle niños de hasta 4 años andando con el chupo puesto, y la imagen a muchas personas les causa hasta aversión.

   Pero es que es muy frecuente que a esa edad todavía necesiten ese estímulo, así que empieza la batalla padres-hijo de “vamos a despedirnos del tete”, y para ello hay recursos para todos los gustos. Desde esconderlo o tirarlo cuando estén distraídos, leerles cuentos sobre niños que deja el chupete y son los más campeones del mundo, tratar de buscarles sustitutos, hasta regalarlo a un niño más pequeño o ponerlo bajo la almohada para que el hada de los chupes lo cambie por una monedita u otra cosa.


 Imagen de http://porfin-yomisma.blogspot.com.es/2011_08_01_archive.html

   Así que usar o no chupetes es decisión personal de los padres, ya que tienen sus ventajas y sus inconvenientes, pero siempre teniendo en cuenta que sean homologados, adecuados para su edad, y sopesar muy bien su uso en caso de lactancia materna.



4 comentarios:

  1. Es cierto que los bebés tienen su preferido, Iris lleva chupete para dormir y le da igual que le compre uno nuevo para renovarlo, ella prefiere el viejo, menos mal que es de silicona y se ve más o menos bien.

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    1. Es curioso ¿verdad? Como le cojan cariño se lo ponen hasta que lo desintegran jajaja
      Gracias por comentar!

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  2. De tanto escuchar a mi mami que el chupete le afectaria la posicion de los futuros dientes a mi bebo.. q nunca le puse... eso si necesita succionar algo para dormir y es su manita o la colcha con que lo arropo

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    1. Claro! Ellos necesitan esa succión y los pobres buscan donde pueden. Pues de chuparse el dedito todavía se habla peor que del chupete, fijate.
      Gracias por comentar!

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