Cuando acababa de ser mamá, algo que
me llamaba la atención fue que cada vez que me cruzaba con alguien
que aún no conocía a mi bebé, tras quedarse mirando con ojos
tiernos, a veces antes siquiera de cerciorarse si era niño o niña,
me preguntaban: “¿es bueno?”.
La primera vez que me hicieron esta
pregunta me descolocó. ¿Qué quería decir? ¿Qué es un bebé
bueno? Si aún no le había dado tiempo a hacer ningún mal. Entendía
que si tuviera 2 o 3 años me lo preguntaran refiriéndose a si tenía
un carácter tranquilo o nervioso, o si era de los que le tiran del
rabo a los perros, piedras a los gatos, escupen y se suben por los
muebles, pero... ¿cómo es un recién nacido “bueno” o "malo"?
Pues con el tiempo entendí que cuando
alguien le pregunta a una madre si su bebé es bueno se refieren a si
duerme como si no hubiera un mañana y casi nunca llora, lo cual en
el caso de mi Gansi era justamente lo contrario. ¿Quería decir que
me había tocado un “bebé malo”? Pues en un principio así lo
pensé.
Porque un bebé “bueno” y “normal”
te deja descansar y hacer lo que quieras, no da ruido y es hasta
aburrido. Y así son la mayoría de los bebés... ¿no?
Si estás a punto de tener a tu primer
bebé y piensas esto lo más probable es que te lleves una decepción.
Los bebés normales lloran, a veces por motivos casi imposibles de
descifrar, quieren ser alimentados a diferentes frecuencias (por eso
hasta los biberoneros con rutinas más a rajatabla hay veces que “no
aguantan” hasta la siguiente toma), quieren que les cojan en
brazos, duermen poco, mal y a deshoras. Los bebés que no hacen esto
son una excepción que todo el mundo al principio quiere y espera que
le toque, pero que no le toca casi a nadie.
A estos bebés “ideales” yo siempre
los he llamado bebés Nenuco, porque son como muñecos pero de carne
y hueso, bajo demandantes. Aunque no representen a la mayoría de
bebés, también son normales, no es que les tenga que pasar nada
malo, de hecho, nadie que tenga un bebé así se va a preocupar y va
a pensar: “este niño sólo gorgea un poco cuando tiene hambre y
duerme durante horas como una marmota... ¡será mejor que lo lleve
al médico!” Simplemente si te toca o bien piensas que eres una
persona afortunada o no ves nada raro porque se cumple la expectativa
que tenías y piensas que lo raro sería lo contrario.
Pero lo más probable es que no te
toque un bebé Nenuco, y cuando te pregunten si es bueno respondas
que sí aunque por dentro estés pensando: “es bueno el rato que
consiente dormirse, porque el resto del tiempo es una bestia gritona
salida de las profundidades del averno que no me deja comer, dormir y
a veces ni sentarme”.
Y resulta que lo único que necesitas
es mentalizarte de que tu bebé es bueno. No llora ni se despierta
mil veces para fastidiarte, no quiere que lo cojas en brazos porque
es un comodón, no quiere que le prestes atención porque sea un
déspota y quiera que el mundo gire a su alrededor, no se está
aprovechando de ti. Sencillamente te necesita, tú eres su madre, tú
eres su mundo.
Cuando era Gansa Premamá y veía a
alguna madre con su bebé que me decía “no le cojo para que no se
acostumbre” o “no le hago caso porque si no luego se aprovecha,
que los niños son muy listos”, pensaba: “haces bien, haces
bien”. Ahora si alguna madre me cuenta que no cogió en brazos a
sus hijos, que no los durmió sobre su pecho para que aprendieran a
dormirse en la cuna o en el carrito, o que no los besó o abrazó
mucho para no mimarlos, pienso: “pues eso que te has perdido”.
Porque parece que a esos bebés que no
son buenos hay que educarlos y meterlos en cintura desde el
principio. Si te preguntan si tu bebé es bueno y contestas que es un
llorón o que se despierta mucho por las noches, probablemente te
digan: “¡cuidadito! Ponle a raya y que sepa quien manda, que si no
dentro de unos años te vas a arrepentir”, a veces esta frase viene
implícita en un “pues ya sabes”.
Pues mire usted, yo no sabía. Cuando
creí tener un bebé malo me alarmé y me culpé, y buscando
información sobre cómo hacer que mi bebé fuera bueno descubrí que
ya lo era.
Y conforme fue creciendo, con más
convencimiento pude decirle a la gente que mi peque es lo más bueno
de este mundo, que está desarrollando unas cualidades excepcionales
y unos valores humanos que me dan lecciones diarias, y todo esto a
pesar de que a veces llore, grite, se revolucione, se frustre y no
entienda por qué tiene que hacer o dejar de hacer algo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario