miércoles, 29 de julio de 2015

Cosas de niños, cosas de niñas

   ¿Qué entendemos por cosas de niños y cosas de niñas? Hace un tiempo os hablé de una madre de 6 varones que descubría con una sorpresa digna de un vídeo viral que estaba embarazada de una niña. La señora bromeaba diciendo que no tenía ni idea de cómo se cría a una niña, de qué llevan, qué cosas les gustan o con qué juegan.

   ¿Criamos de forma tan distinta a niños y niñas? ¿Nos preocupamos y disuadimos a nuestros varones si vemos que les gustan cosas típicamente femeninas o a nuestras niñas si muestran interés por aquello que consideramos masculino? ¿Tratamos de imponerles una identidad de género? ¿Son saludables para su desarrollo y percepción personal los roles que, a veces incluso sin querer, les inculcamos que son propios de hombre o mujer?

   En uno de los episodios del programa Master Chef Junior amonestaron a uno de los concursantes por decir que las mujeres sabían limpiar mejor que los hombres. Quizá ni siquiera sus padres eran conscientes de que estaban imbuyendo esta idea en su hijo con sus comentarios y actitudes.

   Sé que este tema es bien serio, y da para mucho reflexionar, así que me gustaría abordarlo en un tono distendido y en ocasiones irónico, como suele ser mi estilo.

   Cuando yo era Gansa Premamá me decía: “Me da igual que mi bebé sea niño o niña, yo no voy a caer en estereotipos de rosa y azul o juguetes sexistas...” Me temo querida, que no hay quien se escape, pero eh, lo puedes intentar.

   Si tienes una niña le vas a poner vestidos y alguno será rosa, y si tienes un niño tendrá ropa de todos los colores y seguro que algo azul pastel cae. Tampoco hay que ser extremistas. Y si lo que quieres es que se note que tu bebé es una niña, ya puedes embutirla en rosa pastel, ponerle unos pendientes enormes y meterla en un carrito digno de Barbie que alguien siempre te preguntará si es niño o niña.


 Mi sentido arácnido me dice que este cuarto es de una niña...

   Es triste pensar cómo desde tan pequeñitos les vamos marcando las diferencias entre niños y niñas. Lo que ocurre es que algunas de esas diferencias son más inofensivas que otras. Una cosa es conducirles hasta ser estéticamente distintos, que inevitablemente lo van a terminar siendo, y otra inculcarles determinados roles.

   Por ejemplo, que las niñas vean sólo dibujos animados tiernos, jueguen a la cocinita y a las mamás, mientras los niños ven dibujos más violentos y juegan con coches y robots. ¿Lo hacen porque verdaderamente les gusta o porque nosotros lo ponemos una y otra vez frente a ellos? ¡No! ¡Las niñas no pueden ser brutas y los niños no pueden demostrar sus sentimientos! (Y luego las mujeres nos quejamos de que no encontramos hombres sensibles y empáticos).

   Realmente no veo nada de malo en que un niño quiera jugar a ser cocinero o papá, o una niña quiera ser deportista. Y es que el mundo de los juguetes es para echarle de comer aparte. Esto se evidencia sobre todo en los hipermercados durante la época navideña y las grandes jugueterías en las que al entrar nos golpea una dicotomía de rosa y azul, y pasillos enteros de temática “femenina” y “masculina”.




   Pero si os fijáis, aparte del cada vez más vasto elenco de juguetes neutrales y educativos que tenéis a vuestra disposición, vuestros peques también pueden jugar a juegos que típicamente se asocian al sexo opuesto, la clave es el color y el dibujo.

   ¡Si amigos! Nadie os mirará con preocupación porque vuestra niña le de patadas a un balón si éste lleva estampada a la Hello Kitty. Cualquier cosa se convierte automáticamente en femenina si lleva una Hello Kitty y en masculina si lleva un Spiderman.

   Por ejemplo, al Ganso le encanta jugar al escalextrix y cuando estaba embarazada me decía: “Ains, como sea una niña no vamos a poder echar carreras...” y yo le contestaba: “¡no hay problema! Le compraríamos un coche de Hello Kitty”. Mi querido esposo ya daba por sentado que por ser niña no le iban a gustar esas cosas, pero pareció que no le importó mucho compartir su afición en caso de tener una niña si su femineidad no se veía “amenazada”.

   ¿Y qué puede haber más femenino que Kitty, Baribie o Minnie? Bueno, tengo que añadir que mi Gansi no distingue entre Mikey y Minnie, a los dos les dice Mikey (debe pensar que a veces al ratón le da por ponerse pestañas postizas, vestido y lazo, y lo ve tan normal).

   Y si a vuestro niño le gusta jugar a algo tradicionalmente femenino, nada mejor para conservar su hombría que llenarlo de pegatinas de Spiderman. Si pintáis un Nenuco de verde, vuestro varoncito podrá jugar sin problema a ser papá, darle el biberón y cambiarle el pañal al pequeño bebé Hulk.

   Los fabricantes lo saben. Cuando salieron aquellas pistolas Nerf tan molonas no tardó mucho en aparecer posteriormente la versión femenina, porque las niñas también querían jugar a eso, ¡claro que sí! pero ahora podían hacerlo y a la vez ¡seguir estando fabulosas!



   No creo que a ningún niño le vaya a interesar de forma espontánea una especie de gato sin boca, pero ¿y si una niña quiere jugar a ser el hombre araña? ¡Oh no! Bueno quizá podríamos ponerle un traje de araña rosa, o jugar a la princesa araña...



 "Le ponemos un tutú y arreglao"


   Y es que a veces son tan absurdas las diferencias que les imponemos a nuestros hijos en lugar de dejarlos ser ellos mismos y cultivar sus propios gustos e intereses...

No hay comentarios:

Publicar un comentario