La ropa premamá suele ser cara, y
aunque algunas prendas de según qué tiendas no están muy
conseguidas, por lo general la moda ha ido avanzando y se puede
encontrar gran variedad de prendas realmente resultonas que mucho
distan de aquellos ropajes de nuestras madres y abuelas, que las
hacían parecer mesas de camilla.
En esto pienso cuando veo la ropa premamá antigua...
Y es que hace unos años no se lucía
el tipito de embarazada como se hace hoy en día, y ni siquiera
estaba bien visto ponerse bikini, la única opción eran esos
bañadores que llevaban por encima una especie de faldón.
Tanto ha cambiado la moda, que ahora es
posible pasarse todo el embarazo sin comprar una sola prenda premamá,
con el consecuente ahorro. “¿Cómo es posible? ¿Me puedo evitar
el gasto en ropa premamá?” Pues te puedes evitar gran parte del
gasto, sí, te cuento cómo...
- Chándal, ese gran aliado. También sirven las mallas, siempre que la cinturilla de bien de sí. Irás cómoda, pero puede que de vez en cuando te apetezca arreglarte un poco más.
- Un par de pantalones vaqueros premamá, yo es que no puedo vivir sin mis vaqueros, aunque no son imprescindibles ya que sólo con las mallas te puedes hacer unos looks muy apañados. No es necesario que tus leggins sean premamá, aunque a veces éstos son más cómodos, sobre todo si eres de las que te gusta llevar la barriquita bien sujeta.
- Si tienes que comprar alguna prenda premamá (como los vaqueros), existen secciones de premamá en tiendas bastante económicas como H&M, C&A o Primark.
- Saca partido a prendas que ya tienes, mientras estés cómoda con ellas, como camisetas largas o anchas, bermudas, vestidos anchos y de corte alto. También quedan muy monos los vestidos holgados con un cinturón por debajo de la barriga.
- Si le echas imaginación, quizá puedas sacar partido de la ropa de tu pareja. Por ejemplo, sudaderas, chalecos de cremallera o camisas desabrochadas.
- Pide y da prestado. A no ser que el buen señor no pare de mandarte retoños, lo más probable es que te sobren dedos en una mano para contar las veces que estarás embarazada, así que las prendas específicas premamá las vas a usar sólo unos meses. Por eso, no temas pedir a tus amigas o familiares su ropa premamá que ya no usan y probablemente tengan cogiendo polvo en una caja. Por supuesto, haz lo mismo cuando ya no la necesites, seguro que conoces a alguna embarazada a la que le va a venir genial tu aportación.
- Alarga el uso de tus vaqueros de siempre atándolos con una goma. ¿Sabías que venden adaptadores de ropa para premamás? Son bandas de goma que se colocan en los pantalones emulando la cinturilla elástica de la ropa premamá.
- Si tu tripota hace acto de presencia durante los meses más cálidos, piensa que una ventaja es no tenerte que comprar un abrigo premamá (no, el tuyo no te va a cerrar, lo siento).
Y de momento esto es todo lo que se me
ocurre. Si tienes una aportación, déjamela y estaré encantada de
ampliar la lista.
De mi experiencia puedo añadir que
estos mismos trucos te servirán durante el tiempo que tarde tu
cuerpo en recuperarse tras el parto.
Aunque no puedo pasar sin señalar el
contrapunto, y es que una vez que recuperes tu físico (o lo más
parecido a lo que solía ser), es posible que tengas que ir de
compras, ya que, al haber estado usando tu ropa de siempre durante el
embarazo, puede que algunas prendas no vuelvan a ser las que eran. La
cinturilla de los leggins podría dar de sí, tus vaqueros haber
ensanchado (ten en cuenta que no sólo es la barriga lo que crece
durante el embarazo), e incluso la ropa interior que antes (con la
retención de líquidos, y en mi caso el superpandero) incluso se te
clavava, ahora se te caiga...
Pero por increíble que parezca, aún
así se compensa el gasto (¡de verdad!), a no ser que frecuentes
tiendas de ropa aún más caras que la propia ropa premamá, que ya
es decir, en cuyo caso significa que tu situación económica te
permite no tenerte que preocupar por reducir el gasto en caso de
embarazo (¡enhorabuena!).
Desde luego no te recomiendo que uses
durante el embarazo prendas a las que les tengas especial cariño,
que puedan deteriorarse por su uso en este estado.
Como anécdota, contaré que tuve que
asistir a una boda y me compré un vestido que me quedaba bien sin
ser de premamá y costaba mucho menos (¡acierto!), pensando que
podría usarlo y me quedaría igual de bien una vez que ya no
estuviera embarazada (¡error!)... por supuesto igual no queda...
aunque con unos pequeños arreglillos se podría aprovechar.
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