domingo, 28 de julio de 2013

Y yo que creía que… Los bebés dormían de noche

   Aaah aquellos tiempos en que dormía dónde, cuándo y cuánto quería… Horas y horas de sueño ininterrumpido y aparte una siesta después de la comida. Sí señor, yo era una dormilona.

   Recuerdo de cuando era gansa premamá, que los papás y mamás que conocía me decían siempre “duerme ahora que puedes” y yo asentía con la mejor de mis sonrisas, pero por dentro pensaba “qué exagerada es la gente, por favor”.

   Algo tenía entendido de que los bebés se despertaban por la noche, pero pensaba que se referían a que tenían un despertar por noche de vez en cuando si tenían alguna pesadilla o estaban malitos, y que por norma general dormían durante la noche. Sí señor, yo era una pazguata.

   Incluso cuando la matrona nos explicaba en las clases de maternidad que a los bebés que toman pecho al principio hay que darles tomas muy frecuentes, yo inocentemente pensaba que aquello no incluía la noche. Y no, no me dio por informarme, simplemente daba mis ideas por sentado y la realidad me golpeó en la cara como un balonazo.

   Al principio pensaba que me había tocado el único bebé del mundo que no dormía más de media hora seguida. A todos mis conocidos les preguntaba si aquello era normal, y me decían que cuando tuviera tres meses y se le pasara el dichoso “cólico del lactante” dormiría más, y yo me lo creía. Con el paso del tiempo la causa de los despertares pasaba de ser atribuida a los cólicos, a achacársele al brote de los dientes, o a que pasaba hambre y debía darle más de cenar, y un sinfín de posibles causas.

   Y así me pasaba la vida como un zombi, día tras día sin dormir más de dos horas seguidas el día que había suerte, con unas ojeras de Nosferatu hasta el suelo, un humor de perros y más despistada que un piojo en la cabeza de una rana. Porque además, para colmo, como yo creía que los bebés tenían que dormir en su cunita (de lo que hablaré más adelante), cada despertar suponía levantarme y estar entre 50 minutos y una hora aguantando el sueño para luego luchar por volver a caer en los brazos de Morfeo los más rápido posible, y en cuanto caía tocaba levantarse otra vez.


   Cada vez que me despertaba pensaba, ya queda menos para los x meses, pero x pasó de 3 a 4 y a 6 y siguió y siguió, hasta que ya no pude más y me puse a investigar sobre el sueño de los bebés.

   Lo primero que me encontré fue al Doctor Estivil. De hecho en mi entorno había varios padres y madres que aplicaban el método “duérmete niño” (todos mis respetos para ellos/as) y me aseguraban que no pasaba nada por dejar llorar a los niños un poco y que era por su bien (¡si hasta era bueno para los pulmones!). Y yo me sentía super mala madre porque la sola idea de dejar llorar a mi criatura un solo minuto me horrorizaba. Además me llamaba poderosamente la atención que aquellas afirmaciones tan tajantes (muchas de las cuáles me eran de lo más familiares) no tuvieran ninguna referencia seria, con lo científica que yo soy, ¿dónde estaba la bibliografía que diera apoyo a aquellas “verdades de la vida”?

   Pero me sentía tentada porque no podía seguir durmiendo como un preso de Guantánamo con el cuchillo bajo la almohada, un ojo abierto y una medio taquicardia pensando “que no se despierte, que no se despierte” y al oír el mínimo movimiento o respiración desacompasada sentir cómo me aumentaban las pulsaciones y pensar “No! No! Ahora no! Que casi me había dormido!”

   Por suerte para mi pollito, antes de poner en práctica nada de lo que había leído, quise contrastar la información y… vaya vaya! Pero lo que descubrí sobre el sueño de los bebés lo dejo para otro post. (Intriga intrigosa!)



2 comentarios:

  1. Y aunque lo supieras... nunca te habrías hecho una idea que se acercacara ni por asomo. Y mas si te toca un bebé que se despierta muchísimo. Pero bueno, después cuando sean grandes echaremos de menos esos despertares, jejeje. Aunque ahora mismo no lo creamos.
    Verdad... cuando empiezas a oir el roce de las sabanas como se mueve, piensas eso, que no se despierte, y de mas sabemos que ya están despiertos!! Jajaja, pero una parte de nuestro cerebro reza ilusamente porque no sea así.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo mejor es cuando se van haciendo grandes y se despiertan y se ponen pegando su carita a la tuya mirándote fíjamente y tú haciéndote la dormida jajaja (nunca cuela verdad?)

      Eliminar