Los bebés tienen que estar en su carrito o en su cunita, si
los coges se malacostumbran y siempre querrán estar en brazos... ¿no?
Pues esto es lo que yo siempre pensé, que los bebés cuando
nacían venían en blanco, y su comportamiento dependía de aquello a lo que tú
los acostumbraras, porque lo que yo había oído toda la vida es que los niños
son “a lo que tú los acostumbras”.
Es por esto que cuando mi gansi, nada más llegar a casa,
empezó a llorar como si su carrito tuviera brasas, yo pensé “oh, no. Le hemos
cogido demasiado en el hospital…” Y si a mi estado de desconcierto le sumamos
la “sabiduría popular” que me decía: si ya ha comido y le has cambiado, no le
pasa nada, deja que llore que es bueno para los pulmones, pues el resultado es
un bebé descontento y con necesidades insatisfechas, y una madre con un
sentimiento de culpa horroroso porque había acostumbrado fatal a su criatura y
no era capaz de dejarla sola llorando en su carrito.
Tratando de buscarle alguna explicación, pensaba: “Qué mala
suerte he tenido. Me ha debido tocar el único bebé que no se está calladito y
quieto en el carrito, ni en la cunita, ni en la hamaquita, mientras yo limpio
la casa, me ducho, me visto o voy al baño”.
La verdad es que no se si este pensamiento tan extendido de
no coger en brazos a los bebés, termina surtiendo efecto y el niño deja de
reclamar los brazos. Supongo que sí funcionará, porque la pobre criatura se
acostumbrará a que es inútil gastar energía llorando porque allí no le atiende
nadie.
Pero lo que aprendí, más tarde de lo que me hubiera gustado
a mí y a mi gansi, fue que los niños reclaman los brazos de su madre porque ese
es su lugar natural, no porque intenten manipularnos y absorbernos la vida para
que sólo nos dediquemos a ellos.
Para empezar, lo de las “costumbres” es una idea sin mucho
fundamento, porque un bebé tan pequeñito es incapaz de acostumbrarse a nada, ya
que no tiene desarrolladas las capacidades cerebrales necesarias para ello. Y
aunque así fuera, en todo caso ya vendría acostumbrado, porque durante toda su
vida ha estado acompañado, en un entorno cálido y amoroso, oyendo el corazón y
la respiración de su madre, y alimentándose continuamente. Después del trauma
que supone el nacimiento, la pobre criatura lo que menos espera es un cambio
tan brusco.
No pensaba ser tajante, pero es como me sale: A los niños
hay que cogerlos en brazos, y punto. Y cuanto más mejor, alimentarlos a
demanda, sin horarios, reconfortarlos, mecerlos y, en definitiva, hacerles la
llegada a este mundo agradable, que ya tendrán tiempo de sufrir en la vida.
“¡Pero entonces se malcrían! ¡Dominan tu vida! ¡Los niños
tienen que tener horarios y normas!”
Ay, gansa premamá, ya lo entenderás. Te voy adelantando que
los niños tienen su ritmo de desarrollo, que hay que respetar, y es inútil
tratar de imponerles un horario a tan temprana edad, porque no están preparados
para ello y no les beneficia, ya que no permite que respondamos a todas sus necesidades de
la mejor forma posible, que es lo único que quieren, no dominarnos en
absoluto.
El problema es que nuestro estilo de vida actual no es
compatible, a priori, con cargar con un cachorro todo el día, como sería lo
ideal, así que tenemos que valernos de ciertos truquitos. Lo que para mí fue
una buenísima solución, que me hubiera encantado conocer mientras aún estaba
embarazada, fue el mundo de los portabebés y el denominado “porteo”, y lo que
descubrí de este mundo da para otro post.
Amen! Qué manía con ver las cosas como no son. Son bebés! No monstruos sedientos de poder... claro... miralo llorando seguro que está pensando cogeme y asi estarás bajo mi control muahahaha. El dia que nacio mi peque lo tuve casi todo el dia en brazos. Hasta dormi con él encima, que mi madre no pegó ojo porque creía que se me iba a caer... estamos mejor los dos. Ademas tan pequeñitos, si da gusto tenerlos encima. Y bueno con el fular elástico era una bendición, los dos la mar de a gusto. :)
ResponderEliminar¿A que si? Es que saben mucho estos niños, les das la mano y te cogen el brazo! jijiji
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