El reloj biológico existe, doy fe. Es esa parte irracional
de tu cerebro que hace que sólo pienses en una cosa: “ser mamá”.
Supongo que es más fuerte en unas mujeres que en otras, y
por lo general se aviva cuando se llega a cierta edad. Algunas consiguen tenerlo
más o menos controlado, arrinconado en una esquina de su pensamiento y
amenazado con un machete, para dar prioridad a otros aspectos de la vida.
Pero cuando te habla, da igual lo que le digas, tiene
argumentos para todo.
-“Pero es que a mí ni siquiera me gustan los niños”
-“¡Da igual! ¡Los tuyos sí te gustarán! Gira la cabeza y
mira esa mamá con su retoño, qué felices se ven…” “Ignora a ese que patalea en
el suelo y chilla”.
Y encima tiene aliados. Cuando tienes pareja siempre hay
alguien que te saca el tema. De los creadores de “¿Y pa cuando la boda?” llega
“¿Y pa cuando os animáis eh?” (codazo, guiño, codazo, codazo).
Cuando te suena el reloj, te da igual la economía, la
superpoblación, tus planes de futuro, tu carrera profesional, e incluso tu edad.
Cuando llega te susurra todo el tiempo “si tu puedes con tó mujer, y lo bonito
que sería”. (suspiro)
Ni siquiera los hombres se libran de él, aunque en ellos
puede ser algo diferente. Puede aparecer, por ejemplo, en aquellos hombres para
los que no tener descendencia supone un agravio a su masculinidad, y a los que
los amigachos del bar torturan desde que se casó diciéndole “¿Todavía no hay
polluelo? ¡Pues no funciona el mochuelo!”
Y una vez que tienes a tu peque entre los brazos, desbordada
de amor, pero también de trabajo, miedos y dudas, y con el recuerdo de los
dolores del parto todavía fresco, ya crees que el reloj se ha callado al fin…
¡Pero no! Sólo está latente un tiempo y vuelve a aparecer.
Pero esta vez lo estás esperando con la escopeta bien cargada.
-“¡Alto ahí, amigo! ¡Que ya tengo bastante! Yo en tu lugar me
estaría calladito un rato más, querido. Además, aún doy el pecho y recién estoy
empezando a recordar lo que era dormir 6 horas seguidas. Anda y no vuelvas
hasta el año que viene por lo menos.”
- “Tú verás. ¿No quieres un hermanito para tu peque? Con lo
bonito que es eso… Y date prisita para que no se lleven mucha edad, eh. Yo no
digo nada, pero se te pasa el arroz.” (Hijo de su madre…)
Y ahora llegan los aliados. ¿Tienes un peque que ronda los 2
añitos? Prepárate para un constante: “¿Y pa cuando el hermanito?”, si no te lo
empiezan a decir incluso antes (hay quien osa planteártelo cuando te hace la
visita al hospital).
Ya hablaré más delante de lo canutas que las pasé el primer
año de vida de mi peque, y no sé si estoy preparada para volver a pasar por
eso, aunque mi reloj intenta tranquilizarme diciéndome que la próxima vez será
diferente, me guiña un ojo y me dice: “Tú tranquila, si ya eres toda una
experta”.
Ya me he hecho a la idea de que tendré que convivir con el reloj biológico, porque va a estar ahí pese a todo. Así que me veré irremediablemente en la encrucijada que
supone tener que elegir entre hacer caso a la razón o al dichoso reloj, y no
ayuda mucho que al ganso se le caiga la baba cada vez que ve una familia
numerosa…
Lo que me he reído con lo del polluelo... sí que es verdad eso de que estando ingresada en el hospital te digan "¿para cuándo el hermanito?" ¿Te puedes esperar a que me cicatrice las costuras por lo menos? Jesús... jajajaja.
ResponderEliminarEl reloj biológico siempre te dirá otro otro otro!! Hasta que ya calle para siempre. Soy de la opinión de que unos cuatro añitos hay que dejar pasar, por el bin de nuestra integridad...
Jajaja, es que si te lo dicen en medio de las contracciones les puedes arañar la cara XD.
EliminarSí, qué difícil es tenerlo calladito ese tiempo jejeje.