Cuando era Gansa Premamá tenía un
montón de ideas preconcebidas acerca del parto. Puede que fuera
porque hoy en día es raro presenciar un parto natural en primera
persona, a no ser que te dediques a la sanidad, y sólo podemos
hacernos una idea por los testimonios de mujeres conocidas y por lo
que vemos en las películas. Sí es cierto que alguna vez había
intentado ver un vídeo de un parto, pero me resultaba muy difícil
mirar sin que se me revolviera el estómago o me dieran mareos, no sé por qué.
Sólo tenía una cosa clara: que cada
parto es distinto (incluso en una misma mujer, con varios hijos); y
por lo demás, éstas eran algunas de mis ideas:
1. El embarazo dura 40 semanas, si el
parto es antes es que el niño se ha adelantado, y si es después es
que el niño no quiere salir y hay que ir pensando en provocarlo. Con
respecto a esto, aprendí que la fecha probable de parto es muy
aproximada, y que el niño no “se adelanta” ni “se retrasa”,
sino que viene justo cuando tiene que hacerlo, cuando está listo
para ello, normalmente (exceptuando los verdaderos prematuros). Uno
de los motivos de que el cálculo de la fecha probable de parto sea
tan aproximado, es que se hace a partir de la de la última regla, y
si, por ejemplo, hemos ovulado a las 3 o incluso 4 semanas, en lugar
de a las dos siguientes de nuestra regla, el cálculo nos estará
dando una fecha de una o dos semanas menos de las que debería, así
que aparentemente el niño “se retrasará” una o dos semanas. Lo
mismo pasa si “se adelanta” un poco, no se considera que un niño
es prematuro a no ser que nazca antes de la semana 37.
2. El parto duele, es el peor dolor del
mundo, insoportable, la anestesia epidural es imprescindible. Bueno,
no voy a decir que el parto no duele, claro que sí, pero el cuerpo
humano está diseñado para soportarlo, y nuestras hormonas actúan
como anestésicos naturales. Lo más importante es estar relajadas,
lo cual, en el hospital, es complicado. Cuando llegó mi pollito, yo
tenía claro que iba a querer epidural, pero estaba empezando a
dilatar y parecía que aquello lo aguantaba bien, así que dije que
no la quería, y al poco me arrepentí muchísimo, porque se pasa un
rato en el que parece que no vas a poder, que no lo soportas, que te
partes por la mitad (en ese momento ya era tarde para mí, y al final
parí sin epidural), pero esta sensación se pasa al cabo de un
ratito, y tras el expulsivo, todo el dolor desaparece por completo,
como por arte de magia. En ese momento tan duro en el que dudamos de
nosotras mismas y de nuestra capacidad para parir, es importante
centrarnos en que debemos ayudar a nuestro peque a venir al mundo,
que nosotras podemos, que somos poderosas, y que el dolor sólo será
un rato y luego se irá del todo.
Imagen de http://filipinobook.com/3-incredible-experiences-new-dads-go-through/
3. Durante el parto se grita, se suda,
se resopla y se maldice. Creo que no he visto ningún parto en las
películas que no cumpla con alguna de estas “premisas”, con la
mujer gritando como posesa e insultando al marido por haberla metido
en aquello. La verdad es que esto echa para atrás a cualquiera. Lo
que yo recuerdo de aquel momento es estar súmamente concentrada,
como en otro mundo, tanto que no me dí cuenta de que el Ganso me
estaba ofreciendo su mano para que la apretara, pero yo ya estaba
aferrada a las barras del potro con una fuerza que poco más y me
quedo ahí soldada.
Escena de la serie Glee
4. Se pare tumbada, y si el niño no
baja, se empuja la barriga de la madre con el codo. Pues resulta que
hay otras posiciones para dar a luz, de hecho, la tumbada es la más
complicada, ya que no contamos con la ayuda de la gravedad. ¿Alguna
vez has intentado hacer tus necesidades tumbada? ¿Te imaginas qué
incómodo? Una vez leí que las egipcias daban a luz de pie, y me
pareció una barbaridad. “¿Por qué no dejaban tumbarse a esas
pobres mujeres?” Pues resulta que se puede parir de pie, agachada
en cuclillas, a cuatro patas y como te pida el cuerpo en ese momento.
Y si el niño está alto y parece que tarda en bajar, lo peor que se
puede hacer es la maniobra Kristeller, con uno o varios sanitarios
hincándole el codo a la parturienta en las costillas. Esta práctica
tan antigua y peligrosa está cada vez más desaconsejada, y en su
lugar se recomienda dejar que la mujer de un paseo y que el bebé se
ayude de la fuerza de la gravedad.
http://www.elpartoesnuestro.es/
5. Un parto es peligrosísimo, te
juegas la vida, y por eso hay que parir en el hospital, porque puede
pasar algo y tiene que haber médicos ayudándote. Cada vez se está
extendiendo más, en los países desarrollados, el parto
domiciliario, y es que un parto por lo general no tiene por qué
tener ninguna complicación, y de haberla, pues es para eso para lo
que están los hospitales. Aunque a mí me daba un poco de miedo no
llegar a tiempo en caso de que la hubiera, la verdad es que me
seducía la idea de un parto tranquilo y relajado, en la seguridad de
mi hogar, rodeada sólo por quien yo quisiera, y lo menos
instrumentalizado posible.
Imagen de http://www.yourfonderheart.com/2012/10/women-in-labor.html
Y tú, ¿qué ideas preconcebidas
tenías sobre el momento del parto que luego comprobaste que no eran
ciertas?
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