domingo, 8 de junio de 2014

Lo que aprendí sobre el parto

   Cuando era Gansa Premamá tenía un montón de ideas preconcebidas acerca del parto. Puede que fuera porque hoy en día es raro presenciar un parto natural en primera persona, a no ser que te dediques a la sanidad, y sólo podemos hacernos una idea por los testimonios de mujeres conocidas y por lo que vemos en las películas. Sí es cierto que alguna vez había intentado ver un vídeo de un parto, pero me resultaba muy difícil mirar sin que se me revolviera el estómago o me dieran mareos, no sé por qué.

   Sólo tenía una cosa clara: que cada parto es distinto (incluso en una misma mujer, con varios hijos); y por lo demás, éstas eran algunas de mis ideas:

   1. El embarazo dura 40 semanas, si el parto es antes es que el niño se ha adelantado, y si es después es que el niño no quiere salir y hay que ir pensando en provocarlo. Con respecto a esto, aprendí que la fecha probable de parto es muy aproximada, y que el niño no “se adelanta” ni “se retrasa”, sino que viene justo cuando tiene que hacerlo, cuando está listo para ello, normalmente (exceptuando los verdaderos prematuros). Uno de los motivos de que el cálculo de la fecha probable de parto sea tan aproximado, es que se hace a partir de la de la última regla, y si, por ejemplo, hemos ovulado a las 3 o incluso 4 semanas, en lugar de a las dos siguientes de nuestra regla, el cálculo nos estará dando una fecha de una o dos semanas menos de las que debería, así que aparentemente el niño “se retrasará” una o dos semanas. Lo mismo pasa si “se adelanta” un poco, no se considera que un niño es prematuro a no ser que nazca antes de la semana 37.



   2. El parto duele, es el peor dolor del mundo, insoportable, la anestesia epidural es imprescindible. Bueno, no voy a decir que el parto no duele, claro que sí, pero el cuerpo humano está diseñado para soportarlo, y nuestras hormonas actúan como anestésicos naturales. Lo más importante es estar relajadas, lo cual, en el hospital, es complicado. Cuando llegó mi pollito, yo tenía claro que iba a querer epidural, pero estaba empezando a dilatar y parecía que aquello lo aguantaba bien, así que dije que no la quería, y al poco me arrepentí muchísimo, porque se pasa un rato en el que parece que no vas a poder, que no lo soportas, que te partes por la mitad (en ese momento ya era tarde para mí, y al final parí sin epidural), pero esta sensación se pasa al cabo de un ratito, y tras el expulsivo, todo el dolor desaparece por completo, como por arte de magia. En ese momento tan duro en el que dudamos de nosotras mismas y de nuestra capacidad para parir, es importante centrarnos en que debemos ayudar a nuestro peque a venir al mundo, que nosotras podemos, que somos poderosas, y que el dolor sólo será un rato y luego se irá del todo.


 Imagen de http://filipinobook.com/3-incredible-experiences-new-dads-go-through/


   3. Durante el parto se grita, se suda, se resopla y se maldice. Creo que no he visto ningún parto en las películas que no cumpla con alguna de estas “premisas”, con la mujer gritando como posesa e insultando al marido por haberla metido en aquello. La verdad es que esto echa para atrás a cualquiera. Lo que yo recuerdo de aquel momento es estar súmamente concentrada, como en otro mundo, tanto que no me dí cuenta de que el Ganso me estaba ofreciendo su mano para que la apretara, pero yo ya estaba aferrada a las barras del potro con una fuerza que poco más y me quedo ahí soldada.



 Escena de la serie Glee

   4. Se pare tumbada, y si el niño no baja, se empuja la barriga de la madre con el codo. Pues resulta que hay otras posiciones para dar a luz, de hecho, la tumbada es la más complicada, ya que no contamos con la ayuda de la gravedad. ¿Alguna vez has intentado hacer tus necesidades tumbada? ¿Te imaginas qué incómodo? Una vez leí que las egipcias daban a luz de pie, y me pareció una barbaridad. “¿Por qué no dejaban tumbarse a esas pobres mujeres?” Pues resulta que se puede parir de pie, agachada en cuclillas, a cuatro patas y como te pida el cuerpo en ese momento. Y si el niño está alto y parece que tarda en bajar, lo peor que se puede hacer es la maniobra Kristeller, con uno o varios sanitarios hincándole el codo a la parturienta en las costillas. Esta práctica tan antigua y peligrosa está cada vez más desaconsejada, y en su lugar se recomienda dejar que la mujer de un paseo y que el bebé se ayude de la fuerza de la gravedad.


 http://www.elpartoesnuestro.es/

   5. Un parto es peligrosísimo, te juegas la vida, y por eso hay que parir en el hospital, porque puede pasar algo y tiene que haber médicos ayudándote. Cada vez se está extendiendo más, en los países desarrollados, el parto domiciliario, y es que un parto por lo general no tiene por qué tener ninguna complicación, y de haberla, pues es para eso para lo que están los hospitales. Aunque a mí me daba un poco de miedo no llegar a tiempo en caso de que la hubiera, la verdad es que me seducía la idea de un parto tranquilo y relajado, en la seguridad de mi hogar, rodeada sólo por quien yo quisiera, y lo menos instrumentalizado posible.



 Imagen de http://www.yourfonderheart.com/2012/10/women-in-labor.html

   Y tú, ¿qué ideas preconcebidas tenías sobre el momento del parto que luego comprobaste que no eran ciertas?

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