Cuando era Gansa Premamá, había oído
a algunas embarazadas pronunciar la frase: “estoy embarazada, no
enferma”, y me preguntaba si cuando llegara mi momento, realmente
los demás me tratarían como si estuviera enferma, qué querría
decir esto, y si yo realmente me sentiría enferma. ¿De dónde
procedería esta frase?
Y entonces mi momento llegó y tuve la
oportunidad de experimentarlo por mí misma. Vi que ciertamente me
daba rabia que a veces no me dejaran ni levantar un almohadón, o que
me dijeran cosas como: “no, no, no, tú quédate ahí tumbadita”,
o que me mandaran a acostarme y descansar.
Y es que hay muchísimos falsos mitos
sobre el embarazo, pero hay que estar bien informadas y ser muy
conscientes de qué cosas realmente podemos y no podemos hacer.
Para empezar, todo depende de nuestro
estado. No es lo mismo, por ejemplo, una embarazada de alto riesgo
que una que no tenga esta condición, ni alguien que padezca una
patología previa, que incluso pudiera estar agravada por el
embarazo. Evidentemente alguien con diabetes gestacional deberá
vigilar su dieta más que alguien que no la padezca, y una persona
con una afección cardíaca deberá cuidar su actividad física
durante el embarazo más que alguien que no sufra esto. Tampoco es lo
mismo el trimestre en el que nos encontremos, nosotras mismas veremos
que con el barrigón va a haber cosas que nos empezarán a costar
más.
Imagen de: http://elblogdesina.files.wordpress.com/2010/09/nosoyunaenferma.jpg
Así que, de esta forma, fui siendo
consciente de mis propias limitaciones, y elaboré los siguientes
pensamientos:
“Efectivamente, no estoy enferma, no
me siento enferma, ni me estoy muriendo, no necesito ciertos tratos
especiales, pero sí que agradezco cierta consideración.”
“Mi embarazo es único, y me afecta
de manera particular, igual que les pasa a todas, cada mujer es un
mundo y cada embarazo es distinto. Quizá usted, señora, no recuerda
que cuando estuviera embarazada se sintiera especialmente cansada o
soñolienta, pero eso no quiere decir que esa tenga que ser la norma
y que yo me esté inventando o esté exagerando mi cansancio y mi
sueño. Quizá usted vomitó a diario, pero el hecho de que yo no lo
haga no quiere decir que algo vaya mal.”
"Si me apetece estar sentada, me
sentaré, y si me apetece estar de pié, me levantaré, pero si
necesito sentarme, agradeceré que me cedan el asiento.”
“No es que esté enferma, pero tengo
la tensión algo baja y he visto en este primer trimestre que si paso
mucho tiempo de pie me mareo, así que, caballero que descansa en esa
silla junto a la enorme cola de la carnicería, de la que aún sigo
siendo la última (y sólo necesito una maldita pechuga de pollo),
entiendo que sea usted una persona mayor, pero tiene frente a usted a
una señorita con el vientre ya evidentemente abultado, la cara
pálida, que ya empieza a sudar y doblarse, sólo necesitaré un
momento para recuperarme y después se la devolveré intacta.”
“No estoy enferma, pero se me ha
pinzado el nervio ciático y duele, al menos hoy.”
“Puedo andar y pasear, pero tal vez
tenga que hacer varias paradas o bajar el rito.”
“Yo sé cuándo estoy cansada.”
“No puedo aprovechar ahora y dormir
porque me levanto mil veces a hacer pis, y no consigo encontrar una
postura cómoda.”
“Perdonen si quiero evitar ciertos
riesgos, sé que algunos son fruto de mis paranoias naturales de
embarazada, pero otros son reales.”
“No voy a comer más de lo que me
apetezca, y si algo me da acidez, no lo tomaré.”
“En pocas palabras, dejadme que sea
yo quien decida qué puedo y no puedo hacer, y entendedlo cuando no
pueda.”
El embarazo no es una enfermedad, claro
que no, aunque algunas mujeres, en ciertos momentos, sí que se
sienten enfermas (con nauseas, ardores, dolores de cabeza o de
espalda, etc) o cansadas. Las embarazadas no son de cristal, pero
algunas se vuelven más frágiles que otras. Y la consideración
siempre se agradece.
Si ves una embarazada esperando de pie
en la cola del súper, pregúntale si quiere pasar, lo más seguro es
que te lo agradezca, lo mismo que si le cedes el asiento en el bus o
la dejas colarse en la cola del baño. Yo me recuerdo, en un
restaurante, esperando en una cola tremenda para ir a hacer pis,
mirando a las otras mujeres y pensando “desde luego, si os lo
estáis haciendo tantísimo como yo en este momento, lo disimuláis
muy bien, porque no tenéis ni idea de lo que pincha esto”.
Imagen de http://ladiebelladonna.blogspot.com.es/2011/02/baby-bumps-and-badonkydonks.html
Y ante la duda, a preguntar, dejando
que sea la embarazada la que decida si quiere que le ayudes a llevar
esa caja o prefiere hacerlo ella misma porque se siente perfectamente
capaz. No comparar con otras embarazadas (“pues fulanita, con una
barriga de 8 meses, todavía cogía el coche todos los días para ir
a la sierra”), ni con el embarazo propio, porque lo que nosotras
vivimos no tiene que ser lo mismo que viven todas. Y sobre todo,
nunca jamás de los jamases decirle lo que tiene que hacer, mandarla
a acostarse o darle consejos de viejas, sobre los que seguramente se
habrá informado y sabrá si son ciertos o no.
Desde luego que cada embarazo es diferente y que nadie mejor que la embarazada para saber lo que puede, no puede, debe o no debe hacer. En mi caso, sobretodo al final del embarazo sabía que no estaba enferma pero me sentía tan cansada e incómoda y con mil achaques que parecía que lo estuviese, bss!
ResponderEliminar¡claro que sí! No queremos que nos lleven entre algodones, pero cuando tenemos los pies hinchados y la ciática reventada se agradece que nos mimen un poco, jejeje
EliminarGracias por comentar!
Besitos!