domingo, 12 de octubre de 2014

Cuando tu peque te da mal rollo...

   Antes que nada, quisiera decir que en más de un año que tiene mi blog no he fallado una sola semana en publicar, pero esta vez la gripe ha podido conmigo y con todos los habitantes de mi casa... y presentadas mis disculpas quisiera abordar un tema que quizá no todo el mundo comparta, e incluso a algunas personas pueda parecerles una chorrada, pero también puede que más de uno se sienta identificado, y me viene que ni pintado para ir calentando motores de cara al próximo Halloween.



   Mucha gente piensa que los niños tienen como un sexto sentido, una pureza especial que les hace ver cosas que los demás no ven. Dependiendo de lo que uno/a crea en lo sobrenatural (y de las películas de terror que se haya visto), le concederá más o menos importancia al asunto, pero incluso los más escépticos encontrarán algún momento en su vida en que su peque hará o dirá algo que les producirá escalofríos, porque los niños pueden llegar a dar muy mal rollo.

   “Pfffff... ¿en serio? Yo soy una persona tremendamente racional, no me voy a asustar por cualquier cosa, seguro que todo tiene una explicación”. Bueno Gansa Premamá, es verdad que a ti no te va a pasar mucho, pero alguna vez sí que no vas a poder evitar sentir que se te pone la piel de gallina.

   Como muchas otras mujeres, viví mi cuarentena pasando muchísimas horas en casa a solas con mi peque, y del encierro a veces surge la paranoia, así que no era raro que se me erizara el vello cada vez que mi bebé se quedaba mirando con mucho interés al techo y de vez en cuando sonreía, vete a saber a qué, quiero pensar que a una sombra.

   Un bebé que mira con atención hacia un sitio en el que no hay nadie ni nada en movimiento, da mal rollo, y si encima señala y se echa de repente a reír, ni te cuento.

   Pues cuando se hacen mayores y empiezan a hablar, la cosa no mejora precisamente. Con su imaginación desbordante nos sueltan perlas a las que es mejor no buscarles interpretación alguna.

   Por ejemplo, mi Gansi despertó un día con un eccema muy raro en una piernecita, y cuando le pregunté “Cariño, ¿cómo te has hecho esto?” Su respuesta fue “me lo ha hecho un cocodrilo malo, era negro, más grande que mamá y con muchos dientes...” Casi lloro...




   Ya lo sé, puede ser que haya visto demasiadas películas tipo El Resplandor o El Sexto Sentido, pero es propio de nuestra naturaleza el sentir esa especie de atracción por aquello que no sabemos explicar, y por ahí circulan historias, la mayoría falsas, no lo dudo, sobre cosas que hacen o dicen los niños, que mejor no tratar de encontrarles explicación alguna:



   Para los que creen en la reencarnación, hay quien dice que algunos niños conservan recuerdos de su vida anterior y los revelan en frases escalofriantes:


   Y espera a que tu peque tenga un amigo imaginario, si has visto la saga de Paranormal Activity te darán ganas de salir pitando...



    ¿Y vosotros? ¿Qué importancia le dáis a esas veces en que vuestros peques se quedan mirando al vacío como si estuvieran viendo el espectáculo más interesante del mundo? ¿Y cuando les sorprendéis hablando “solos”? ¿Y cuando os cuentan historias para no dormir? ¡Qué yuyu!


2 comentarios:

  1. Ufff, la verdad que prefiero no pensarlo porque me da muchisimo miedo. Justo hace unos días mi hermana me comentaba sobre los amigos imaginarios de los niños y le dije que se callase porque se me erizaba el vello.

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    1. Exacto! Mejor no darle muchas vueltas...
      Gracias por comentar!

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